viernes, 6 de abril de 2012

La fábula del siglo

ORIGINAL: CommonDreams
Abril 5, 2012 

El final depende de los votantes norteamericanos

Imagine un país en el que las personas más ricas logran obtener todos los beneficios económicos. Con el tiempo acumulan gran parte de los ingresos totales y la riqueza de la nación de tal manera que la clase media ya no tiene el poder de compra para mantener la economía a toda velocidad. La mayor parte de los salarios de la clase media siguen cayendo y su principal activo - su casa - sigue perdiendo valor.

Corporaciones Unidas de America. imagen:adbusters.org
Imagine que las personas más ricas de este país utilizan parte de su vasta riqueza para sobornar a los políticos rutinariamente. Llegan los políticos a reducir sus impuestos tanto que no hay dinero para financiar las importantes inversiones públicas de las cuales la clase media depende, como escuelas y carreteras, o redes de seguridad como el cuidado de la salud para los ancianos y los pobres.

Imaginemos también que entre los más ricos de estos ricos está el sector financiero. Estas entidades financieras tienen tanto poder sobre el resto de la economía que logran de los contribuyentes promedio les ayude económicamente cuando sus apuestas en el casino llamado mercado de valores van mal. Tienen tanto poder que incluso destruyen las regulaciones destinadas a limitar su poder. (ALEC - American Legislative Exchange Council -)

Estas entidades financieras tienen tanto poder que obligan a las empresas a despedir a millones de trabajadores y a reducir los salarios y las prestaciones de millones de personas, con el fin de maximizar las ganancias y elevar precios de las acciones - todo lo cual hace que los financieros sean cada vez más ricos, porque son propietarios de por lo muchas de las acciones y manejan el casino.

Ahora, imagine que entre los más ricos de estos financieros están los llamados gestores de capital privado que compran las empresas con el fin de exprimir aún más dinero fuera de ellas cargándolos con la deuda y despiden aún más de sus empleados, a continuación, venden las empresas para obtener una ganancia gruesa.

A pesar de estos gestores de capital privado ni siquiera arriesgar su propio dinero - reunen inversionistas para comprar las empresas objetivo - no obstante se embolsillan el 20 por ciento de esas ganancias gruesas.

Y a causa de una laguna en las leyes fiscales, que ellos crearon con sus sobornos políticos, estos gestores de capital privado se les permite tratar la enorme cantidad de sus ingresos como ganancias de capital, gravados solo con el 15 por ciento - aunque ellos mismos no hicieron ninguna inversión y ni arriesgaron ni un centavo.

Por último, imagine que hay una elección presidencial. Una parte, llamada el Partido Republicano, nombra como su candidato a un gestor de capital privado, que gana más de $ 20 millones de dólares al año y paga sólo un 13,9 por ciento en los impuestos - una tasa impositiva más baja de lo que muchos en la clase media.

Sí, ya sé que suena descabellado. Pero ten paciencia conmigo, porque la fábula aún no termina. Imaginemos a este candidato y su partido llegando con un plan para reducir los impuestos de los ricos aún más - por lo que los millonarios ahorrarán otros $ 150.000 al año. Y su plan recorta todo aquello de lo que la clase media y los pobres dependen - Salud Social (Medicare, Medicaid), educación, capacitación laboral, subsidios de alimentación para desempleados (estampillas de comida), las becas Pell, la nutrición infantil, incluso la aplicación de la ley.

¿Qué pasa después?

Hay dos conclusiones para esta esta fábula. Y es usted quien tiene que decidir cuál va a ser.

Una en la cual el candidato encargado de capital privado lleva a todos sus amigos y todo el mundo en el casino de Wall Street y todo el mundo en todas las suites ejecutivas de las grandes empresas a contribuir con la mayor fajo de dinero para una campaña que se haya reunido jamás - más allá de su imaginación.

El candidato utiliza el dinero para poner anuncios que continúan diciendo la mismas grandes mentiras una y otra vez, como 
  • "no  hay que gravar a los ricos, ya que crean los puestos de trabajo" y 
  • "no a los impuestos a las corporaciones o se van a ir al extranjero" y 
  • "gobierno es su enemigo " y 
  • "el otro partido quiere convertir a EE.UU. en un estado socialista ".
Y debido a que grandes mentiras repetidas ocasiones le dijo a empezar a sonar como verdades, los ciudadanos del país comienzan a creer en ellos, y eligen como presidente al administrador de fondos privados. Entonces él y sus amigos convierten al país en una plutocracia (lo que ya que estaba empezando a ser de todos modos).

Pero hay otro final. En éste, la candidatura de la gerente de capital privado (y todo el dinero que él y sus amigos utilizan para tratar de vender sus mentiras) tiene el efecto contrario. Despierta a los ciudadanos del país a lo que está sucediendo a su economía y su democracia. Se enciende un movimiento entre los ciudadanos para tener todo de vuelta.

Los ciudadanos repudian el administrador de capital privado y todo lo que él representa, y el partido que lo nominó. Y empiezan a crear una economía que funcione para todos y una democracia que es sensible a todo el mundo.

Sólo una fábula, por supuesto. Pero el final depende de usted.

© 2012, Robert Reich

Robert Reich es profesor de Política Pública en la Universidad de California en Berkeley. Ha servido en tres administraciones nacionales, más recientemente como secretario de Trabajo durante la presidencia de Bill Clinton. Ha escrito doce libros, incluyendo The Work of Nations, Locked in the Cabinet, y su libro más reciente, Supercapitalismo. Sus comentarios "Marketplace" se puede encontrar en publicradio.com y en iTunes.

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