miércoles, 25 de abril de 2012

Los polluelos del Barranquero no tienen la cola como los adultos

ORIGINAL: Aburrá Natural
19 de julio de 2009.
Video original y fotografías: Laura Agudelo.
Texto: Laura Agudelo, Diego Calderón, David Ocampo, Santiago David Rivera, Laura Gómez y Jenny Muñoz.

Polluelos de Barranquero observados en la vía Caldas-Angelópolis
Seguramente es una vía bien transitada, que lleva a más de uno a su finca, a la casa de descanso o es, simplemente, un ir y venir al pueblo. Pero lo que muchos no saben, o tal vez saben pero no aprovechan, es que la vía Caldas-Angelópolis es un “sendero” para el deportista y el naturalista. ¿Por qué? Por su cercanía a Medellín, porque la vía está pavimentada y su pendiente es suave pero entretenida, porque el que no quiere (o no puede) caminar mucho puede ir paseándola con el carro (¡aunque es mejor caminarla!) y principalmente porque nos permite confirmar que aquel ambiente creado por los bosques nativos andinos, fresco, diverso y abrigado, jamás podrá ser reemplazado por las “varilludas” y homogéneas plantaciones de Ciprés, Pino y Eucalipto. Esos fragmentos de bosque que conserva esta vía, aun pueden sorprendernos con sus aves: las bellas, las raras, las muy comunes pero siempre hermosas, y las que en formas que no habíamos visto antes, aparecen. Son estas últimas el objeto de esta notica.

Polluelos de Barranquero Momotus momota. Otra especie de ave muy especial se escucha al fondo.

Así que, como sacado de un libro de autoayuda, reconocimos que las cosas simples y comunes tienen mucho para sorprendernos. Durante algunos minutos, un canto ronco y medio ahogado, nos desconcertó: “eso parece una paloma”, dijo la pseudo-profe, “no, no es una paloma” aseveró el guía experto (afortunadamente contábamos con observadores generalistas entre el grupo). Así que la carretera hecha de aquel hostil material, el pavimento, se convirtió en el objeto de nuestras miradas; y ya no el bosque, sino el asfalto, fue el escenario que nos entretuvo durante un buen tiempo. La extraña y desconcertante vocalización salía de un par de polluelos de Barranquero (Momotus momota) que parecían enterrados en la calle. 

Después de una larga contemplación, les podemos contar que además de que cantan raro, ¡los polluelos de Barranquero, o Soledad, no tienen la cola larga, ni como una raqueta! La característica con la que asociamos a esta especie está ausente en los polluelos. También pudimos concluir que la hembra pone por lo menos dos huevos, que aunque de polluelos rivalicen, tal vez ambos llegarán a criarse. 

Aunque la cola en forma de raqueta es una de las características más especiales en los adultos, ésta es diferente en sus polluelos.

Su madre (¿o el padre responsable?) estuvo merodeando por ahí, atenta a los reclamos y con una lombriz entre el pico (pero se sabe que también los barranqueros adultos pueden cazar presas de mayor tamaño, incluso algunos vertebrados, como colibríes, ratones, murciéĺagos y musarañas), nos vio alejarse antes de encargarse de alimentar a sus crías, ya escondidas entre la hierba y los arbustos, no al lado del camino, donde nos sorprendieron a nosotros.

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