En la cima comienza una sima. En el tope de la montaña el escalador conoce su abismo. La historia es un oráculo, permite predecir futuros eventos. La biodiversidad de Colombia debe tenerse en cuenta si se quiere establecer una economía sostenible. Aunque se sienta el aliento de alcanzar la cima, el oráculo cuenta que pronto podrá encontrar el abismo. La cima, el éxito, no siempre es llegar al tope. El vaso que llega al tope se derrama. El éxito muchas veces es ser estable, comunicarse, compartir y adaptarse en conjunto aprendiendo de la diferencia.
Por: Vanessa Restrepo Schild. 2012
Vanessa Restrepo Schild. Autora |
El concepto de los países desarrollados comenzó su recorrido histórico en el siglo XX al aparecer mediante la denominación de Primer mundo desde La guerra fría. Estos países tuvieron grandes crecimientos demográficos y urbanísticos; construyeron grandes ciudades, transformadas con el tiempo en megalópolis. Micelios encontrados, hifas fusionadas a través de los bosques. El apogeo de la industrialización en la era del desarrollo condujo a la destrucción de ecosistemas enteros para cavar los suelos donde se elevarían edificaciones, equipamientos y vías. No se generó un sentimiento significativo de culpabilidad o de reproche frente a la irrupción en los ambientes naturales mediante los procesos de transformación antropocéntrica de los suelos, sino al contrario, se presentó como un modelo a seguir y una admiración mediática para el resto del mundo. El desarrollo de la ciencia ambiental no iba a la par con el nivel de las ingenierías (civil, metalúrgica, minera, petrolífera, química, entre otras) y demás ciencias de materiales, por lo que poco se había comprobado sobre los daños que este crecimiento, desmedido y exponencial, podría causar a su entorno y a sus mismos habitantes.
La indiferencia frente a la destrucción de los ambientes naturales fue influenciada por el hecho de que lo único que las personas consideraban destructivo era una bomba atómica, la fuerza, para imponer una ideología. Las armas de energía nuclear, han sido causantes de la mayor contaminación ambiental radioactiva. El decenio más cálido, antes del 2001-2010, según el informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), fue el de los años 50-60 correspondiente a una carrera desenfrenada por hacer pruebas nucleares. En 1961 se detonó como demostración la Bomba Zar, la mayor explosión causada por los humanos, en el archipiélago de Nueva Zembla (Rusia) a una altitud de 4 km. La temperatura en el lugar subió millones de grados vaporizando todo lo que estuviera hasta 48 kilómetros de radio e incinerando todo lo que estuviera hasta 195 kilómetros a la redonda, destruyendo con su onda de choque lo que pudiera restar a una distancia mayor a los 900 km de la explosión. Existe una alta probabilidad, que cuando las personas lean esto, no se les cruce por sus mentes lo que se destruyó con el archipiélago: los seres que allí habitaban, las reservas naturales que permanecían anónimas, recogidas en ese conjunto de islas cercanas entre sí. El hecho de que a una persona no se le pase por la mente los seres que allí habitaban, a menos de que fueran humanos, es el motivo que ha permitido un desarrollo transformado en sinónimo de destrucción. Lo que no se ve no se siente. Este archipiélago fue destinado a sufrir efectos devastadores e imprevisibles para todo tipo de forma de vida e incluso de su estructura geológica subterránea, dada la magnitud de la prueba. Y no es un único caso. Las pruebas se hicieron en diferentes entornos (aire, océano y subsuelo) con armas nucleares basadas en diferentes principios (fisión de Uranio, termonuclear -fusión de Hidrógeno-, fisión de Plutonio y bomba de neutrones, esta última considerada "el arma perfecta": mataba los seres vivos, pero no destruía las edificaciones). Aparte de estas pruebas, controladas, desde un punto de vista principalmente militar, se han conocido tres accidentes nucleares graves: Three Mile Island en Pensilvania, Estados Unidos; Chernóbil en Rusia (en ese entonces URSS) y recientemente Fukushima en Japón que no está totalmente controlado y cuyos efectos aún no se han podido cuantificar.
James Henson, director del instituto Goddard para estudios espaciales (Goddard Institute for Space Studies) de la NASA desde 1981, y professor del Departamento de La Tierra y Ciencias Ambientales de la Universidad Columbia. Informa en una conferencia de TED llamada Why I must speak out about climate change (Por qué debo hablar sobre el cambio climático) que el desbalance térmico originado por los gases de efecto invernadero (calentamiento global) sobre toda la superficie de La Tierra equivale a la energía que liberarían 400,000 bombas como la de Hiroshima, cada día. Considera que la situación es muy delicada y requiere acción inmediata, propone un plan: "Lo más trágico del cambio climático es que podemos resolverlo con un enfoque simple y honesto. Con una tasa creciente sobre el carbono cobrada a las compañías de combustibles fósiles y distribuida 100% electrónicamente cada vez a todos los residentes legales en una base per cápita, sin que el gobierno se quede con un centavo. La mayoría de la gente ganaría más con el dividendo mensual que lo que pagaría en aumento de precios. Esta tasa y los dividendos estimularían la economía y las innovaciones creando millones de empleos. Este es el requisito principal para pasar rápidamente a un futuro de energía limpia. Hay varios economistas que son coautores de esta propuesta. Jim DiPeso de los Republicanos para la Protección del Medio Ambiente lo describe así: 'Transparente. Basado en el mercado. No engrosa el gobierno. Deja las decisiones sobre la energía en manos de las personas. Parece un plan climático conservador'. Pero en lugar de aplicar una tasa creciente a las emisiones de carbono para hacer que los combustibles fósiles paguen su verdadero costo a la sociedad, nuestros gobiernos forzan al público a subsidiar a los combustibles fósiles en 400 a 500 mil millones de dólares mundialmente cada año, fomentando así la extracción de combustible fósil, minería a cielo abierto, fractura hidráulica, arenas bituminosas, alquitrán de esquisto, perforaciones profundas en el Ártico. Este camino de continuar, garantiza que sobrepasaremos los puntos de inflexión que llevan a la desintegración de las capas de hielo que estarán fuera de control para las futuras generaciones. Una gran porción de las especies estarán condenadas a la extinción. Y el aumento de las sequías y las inundaciones afectará severamente a los graneros del mundo, provocando hambrunas en masa y declive económico. Imaginen un asteroide gigante en curso de colisión directa contra la Tierra. Ese es el equivalente de lo que hoy enfrentamos. Aún así, dudamos y no tomamos medidas para desviar el asteroide a pesar de que cuanto más esperemos, más difícil y costoso se volverá. De haber empezado en el 2005 se habría requerido una reducción de emisiones del 3% anual para restaurar el equilibrio energético planetario y estabilizar el clima en este siglo. Si empezamos el año que viene será del 6% anual. Si esperamos 10 años, será del 15% anual; algo sumamente difícil y costoso, quizás imposible. Pero ni siquiera empezamos. Así que ahora ya saben lo mismo que yo. Esto es lo que me mueve a disparar esta alarma. Evidentemente no he conseguido transmitir el mensaje. La ciencia es clara. Necesito la ayuda de ustedes para comunicar la gravedad y la urgencia de esta situación y de sus soluciones de manera más eficaz".
En cierto modo la consciencia comenzaba a tocar las superficies, algunos sabían, lo sentían, pero sus voces se silenciaban por la indiferencia que inducía la primacía de los intereses de dominio económico, de poder. Se contaminaba allí y se limpiaba en otros lugares, como náufragos de su propia embarcación, intentando empatar sus propios desastres: es la premisa del Clean Development Mechanism (CDM) que permite proyectos de emisión-reducción con sus famosos créditos de Reducción de EmisionesCertificadas (CER). Los países en vía de desarrollo los reciben por sus árboles, su capacidad de retención de CO2. Cada crédito equivale a una tonelada de CO2 y pueden ser enviados a países desarrollados y a su vez ser intercambiados por estos para alcanzar parte de los límites del Protocolo de Kioto.
Los países desarrollados han logrado avances tecnológicos de alto impacto. Revolucionaron la concepción de la humanidad. No toda revolución es buena. Las concepciones son temporales y a la vez eternas. Han logrado una magnificación del desarrollo científico en el campo ambiental, "Las ruinas me enseñaron a pensar" como dijo Shakespeare en su soneto 64. Para finales del siglo XX, las premisas del inminente declive ambiental habían sido tan contundentes que fue imperiosa la creación del ConvenioInternacional sobre la Diversidad Biológica (Naciones Unidas, 1992). La preocupación fue generada por la considerable reducción de la diversidad biológica como consecuencia principal de determinadas actividades humanas (e.g. deforestación -maderera, agrícola, entre otras-, destrucción de los suelos, agricultura desmedida, monocultivos, ganadería intensiva, caza indiscriminada, atmósferas contaminadas, derrames de petróleo, desperdicio del agua, consumismo sin planeación de desechos, entre otros factores). Este convenio fue una búsqueda hacia proporcionar un significado real sobre la importancia de la biodiversidad, devolviéndole el valor intrínseco a ésta y a los componentes que la hacen posible -agua, suelo, subsuelo, radiación solar, latitud, clima, horas sol al año- para así revolucionar el estado de conciencia de la humanidad frente a lo natural recordando la importancia ecológica, genética, social, económica, científica, educativa, cultural, recreativa y estética que esta tiene, implicando que es una necesidad para nuestra supervivencia. La consciencia de conservar la diversidad biológica para conservar a la humanidad, es un simple acto de egoísmo y no de solidaridad. La humanidad necesita de la biósfera y ésta de la diversidad biológica. Una simbiosis más allá de la simple vista. Una reacción en cadena. Si disminuye la diversidad biológica se destruye la biósfera y se extingue la humanidad. Es un efecto dominó. La conservación de la biodiversidad es interés común de la humanidad en pleno, así que debe asumirse como tal.
La extrema pobreza y la ignorancia no son un método de conservación ambiental. Hasta principios del siglo XXI fue la táctica involuntaria que se aplicó en Suramérica. Una protección ambiental en el olvido de la misma. En el desconocimiento de sus poderes. Latinoamérica era hace muchos años símbolo de selva. Tierra de la madre naturaleza. Poco se habían alterado los ecosistemas. Las ciudades aparecen en Colombia por la tercera década del siglo XVI al distribuir la tierra entre los conquistadores e implantar por imposición su estilo de vida incluyendo el cristianismo y la esclavitud. Se fueron expandiendo como una plaga, en especial después de la independencia. Como en el resto del mundo consumiendo los campos, las selvas y los bosques que estuvieran en su radio de crecimiento. Más lento obviamente, al ser menos desarrollados, apenas les habían dado una pizca del elixir de la colonia. Consumir la naturaleza para crear artificialidad es socavar los suelos renovables, engañar su sustancia al transformarlos en productos no renovables. Tener pobreza, ignorancia e inequidad permitió el enriquecimiento maníaco de algunos pocos en sectores concentrados. Los cambios al estar tan centralizados no alcanzaron a ser masivamente garrafales y destructivos con el ambiente, como lo pudieron ser. El común denominativo de pobreza tenía dos extremos en Colombia. El campesino que vivía bajo las estrellas acompañadas de luciérnagas titilantes, como sus hijas planetarias. La luna su luz, su guía, su caminar. El fénix terrenal, gallo plumeante, su kikirikeante despertar. En el campo la economía podía sobrevivir sin dinero. Socialismo espontáneo; ideología en la práctica desconocida. Eran productores de sus propios alimentos, ropajes y enseres. La etnia era la inversa proporcionalidad de la modernidad. El otro lado de la pobreza eran los campesinos seducidos por las sirenas de la radio y más tarde de la televisión. Los que se habían permitido desmoralizar. Los habían convencido. La sostenibilidad no era parte del progreso. Bajaron a las ciudades y su iluminación pasó a ser un bombillo que se fundía; una caja de figuras, sonidos e ilusiones para darle golpes y recibir la señal, divina, de sus propios atropellos. Un enervante de metal reemplazó al gallo. Y su ropa, cualquier desengaño de una moda pasada, para poder encajar. Vivían el sueño suramericano de la urbe colombiana, los progresistas. Si los primeros, pobres, eran los dueños de sus propias vidas y creencias; los segundos pasaban a ser parte, de la grandiosa, clase trabajadora. Las transnacionales extractivas se dieron la vuelta y encontraron la gran oportunidad de usar esa pobreza e ignorancia, a gran escala, para hacer cosas que en sus propios países ya no les permitían. Los extractivas encontraron las puertas abiertas para apoderarse de los países en vía de desarrollo. Ansiosos de recursos. Ante la panorámica de ecosistemas magníficos como nichos para plagar y sobre todo, gobiernos con conformaciones sin visión de futuro listos para patrocinarlos. Leyes apiladas, arepas con huesito, el quesito era sólo un paso intermedio, unen bandejas de plata para que sus invitados de honor se lleven todo y no los vuelvan a visitar. Ignorarán sus llamadas cuando ambos, se ahoguen, en el fango de lo que fue algún día la vida, la convergencia de muchas formas de esta, la biodiversidad.
No es la primera vez que un pueblo lejano engaña hasta a quienes se sienten poseedores del poder dictatorial del desarrollo, democratizado. Extraigan consigo todo lo que puedan y chao. Se van. Mientras sus propios bolsillos se rompen liberando poco a poco arena orificada; el tiempo restante para el planeta que parasitan. Luego sufren una amnesia de algún golpe que le dio al estado del Estado. Es una historia condenada a repetirse, reproducirse en el tiempo. La destrucción de ecosistemas es un arquetipo de esta condición. Según lo establecido desde 1992 por el Convenio Internacional sobre la Diversidad Biológica cuando exista una amenaza de reducción o pérdida sustancial de la diversidad biológica no debe alegarse la falta de pruebas científicas inequívocas como razón para aplazar las medidas encaminadas a evitar o reducir al mínimo esa amenaza. Entre los ejemplos actuales, del estilo peculiar, de acogimiento a este convenio, está el caso del Parque Natural Yasuní en la Amazonía ecuatoriana. Uno de los lugares de mayor diversidad biológica del mundo. Un territorio habitado y protegido por los indígenas Huaoroni. Declarado en 1989 parte de la Reserva Mundial de la Biosfera dentro del programa el Hombre y la Biosfera de la UNESCO. Los Huaoroni tenían una tradición de independencia. Eran cazadores y recolectores. Hace poco comenzaron a depender de las empresas petroleras, que curiosamente tienen intereses en los territorios que habitan estos indígenas. Estas zonas tienen petróleo, oro y cobre, apetecidos por el capital transnacional. Transformaron un pueblo independiente en uno dependiente de la alimentación y medicina que ellos les proveen. La incursión de trabajadores petroleros en el territorio Huaorani ha significado la introducción de enfermedades graves como la Hepatitis B, desnutrición e impactos culturales. Los Tagaeri, Taromenane y Oñamenane decidieron evitar todo contacto con el mundo exterior y han mantenido su forma de vida gracias a que mantienen territorios poco intervenidos. El 5 de marzo del 2012 se firmó del primer contrato de minería a gran escala con la empresa China Ecuacorriente (ECSA) que empezará en la cordillera del Cóndor para convertir al Ecuador en un país minero. Esta firma está plagada de irregularidades e inconstitucionalidades, como la mayoría de actividades extractivas. El Yasuní está en peligro inminente. Tanto la cordillera del Cóndor como el Yasuní, están en la mira del nuevo capitalismo Chino. Y Ecuador tiene un proceso de endeudamiento con China. "(…) ellos tienen exceso de liquidez y escasez de hidrocarburos, nosotros tenemos exceso de hidrocarburos y escasez en liquidez. China financia a Estados Unidos, y pudieran sacar del subdesarrollo a Ecuador". (Rafael Correa, 16 de febrero del 2012) y ahora debido a estos intereses en Ecuador se promueve el racismo y el desprecio a las comunidades indígena con consignas como: "Abajo los que quieren seguir viviendo encima de una montaña de oro".
En la Amazonía del Brasil se piensa realizar el Complejo Represa Belo Monte en el rio Xingú. Con planes de inundar 400.000 hectáreas de bosque. Sería la tercera planta hidroeléctrica más grande del mundo y una sentencia de muerte a todos los pueblos cercanos al río. Más de 40.000 indígenas tendrán que buscar otro lugar donde vivir. La destrucción del hábitat natural, deforestación y la desaparición de multitud de especies es un hecho. El jefe de la comunidad Kayapo ha demostrado sentirse impotente ante la modernidad depredadora en una civilización que vulneró los derechos sobre el territorio de su pueblo e irrespetó su diferencia cultural. Los derechos humanos de los indígenas y otras poblaciones se han visto afectados. Se ha prescindido de las advertencias proclamadas por reconocidos científicos, ingenieros, economistas brasileros. El proyecto presenta un alto costo social y ambiental. No tiene viabilidad económica. A diferencia de la inversión en energías alternativas que cumplan a cabalidad con las necesidades del Brasil y respeten su legislación, los acuerdos internacionales y los derechos humanos. Brasil tiene la oportunidad de demostrar un liderazgo global en la protección del Amazonas, sus poblaciones indígenas y alternativas ante el cambio climático; apoyando el desarrollo sostenible y participativo de la región Xingú para fortalecer el resguardo de los ecosistemas.
En Chile el proyecto Hidroaysén para la construcción de hidroeléctricas se plantea en territorio de los Patagones en la población de Aysén sin su consideración ni toma de opinión, como fue expresado por el presidente de la Anef, Raúl de la Puente. Informó además que funcionarios públicos como Susana Niccodemi y Natacha Pot fueron retirados de sus cargos tras enviar informes técnicos que rechazaban el proyecto. Luis Mariano Rendón, coordinador nacional de Acción Ecológica Chilena y profesor de la Universidad de Chile dice que Hidroaysén no sólo es un conflicto ambiental sino un tema de democratización pues el Estado se ha probado centralista y autoritario al imponer resoluciones sobre los territorios y las comunidades regionales. El vicepresidente ejecutivo de Hidroaysén se refirió a las criticas ambientales diciendo "Cualquier acción que se quiera hacer de carácter internacional no nos inhabilita a nosotros respecto al derecho que tenemos de construir el proyecto." Este megaproyecto es el más brutal que haya tenido Chile en cuanto a sus devastadores impactos ambientales, sociales y culturales. Los asentamientos humanos de la región tendrán que vivir diez o doce años rodeados de megamaquinarias y de miles de trabajadores no locales destruyendo y devastando su entorno, su cotidianeidad, sus costumbres y su tranquilidad familiar. Se fragmentaría según análisis preliminares basados en peticiones mineras realizadas por y para los interesados por lo menos 6 parques nacionales, 11 reservas nacionales, 26 sitios prioritarios de conservación, 16 humedales y 32 áreas protegidas privadas por la línea de transmisión de 2.300 kilómetros con torres de 70 metros de altura cada 400 metros. Se deforestaría 23.000 hectáreas en una franja de 2.300 kilómetros de largo por 100 metros de ancho para instalar las torres, Cuatro veces más que las presuntas hectáreas que serán inundadas por las represas. De concretarse la construcción de dicha línea, Chile generará la cicatriz más grande del planeta.
En el Ártico la gigantesca petrolera Shell quiere iniciar perforaciones petroleras. En el hogar del oso polar y uno de los ecosistemas más frágiles del planeta. Este año piensa poner en funcionamiento cinco pozos exploratorios nuevos sobre las aguas del Mar Ártico. Un derrame de petróleo en esta zona sería imposible de contener y provocaría un desastre ambiental mayor que el del Golfo de México. Lloyd’s, el mayor asegurador mundial del mercado, se ha convertido en la primera organización comercial importante en elevar su voz sobre el enorme daño ambiental potencial de la extracción de petróleo en el Ártico. Es irónico que el extremo norte se haya convertido en un centro de atención comercial a medida que el aumento de las temperaturas globales hacen que el hielo se derrita, no para buscar soluciones científicas que eviten que este hielo se derrita pues inundaría ciudades costeras con el alza de la marea sino que lo exaltan y promueven, con la falta de acato a los convenios sobre el cambio climático, pues es una región que podría contener hasta un cuarto de las reservas mundiales de hidrocarburos restantes. Es normal, los combustibles fósiles propiciaron el cambio climático antropocéntrico que derrite ahora el Ártico y ahora les va a proveer más combustibles fósiles. Una serie de planes de minería en tierra también están previstos, con Lakshmi Mittal, el hombre más rico de Gran Bretaña, con ganas de desarrollar una nueva mina a cielo abierto a 300 millas en el interior del Círculo Polar Ártico, para extraer hasta 14 mil millones de libras de mineral de hierro. El informe de Lloyd, dice que “es altamente probable que la actividad económica futura en el Ártico comprometa más a los ecosistemas de lo que ya alterados por las consecuencias del cambio climático. Los patrones de migración de los caribúes y ballenas en las áreas costa afuera pueden verse afectados. Aparte de la emisión directa de contaminantes en el medio ambiente del Ártico, hay múltiples maneras en que los ecosistemas podrían ser alterados, tales como la construcción de gasoductos y carreteras, la contaminación acústica por la perforación de las instalaciones marítimas, la actividad de prospección sísmica o de tráfico marítimo adicional, así como la ruptura del hielo marino”. El Ártico no es uno sino varios ecosistemas, y es altamente sensible a los daños que tendría un impacto a largo plazo. La falta de claridad de los límites legales planteados por los gobiernos en el Ártico es un reto adicional. El informe de la Lloyd señala que no existe una responsabilidad internacional por los derrames de petróleo. En caso de un desastre la empresa puede declararse en quiebra y es el Estado el que tiene que pagar por las consecuencias o puede efectuar una compensación monetaria que según algunas organizaciones no gubernamentales ambientales ninguna compensación valdría la pena el riesgo de permitir que la perforación llegue a tener lugar en prístinas áreas del mar abierto.
Según el convenio debe generarse una cooperación internacional, regional y mundial entre los países y las organizaciones intergubernamentales y el sector no gubernamental. Y se aclara que los derechos soberanos que tienen los países sobre sus propios recursos biológicos los hacen responsables de su conservación y utilización sostenible. En contravía con estas premisas las transnacionales extractivas ingresan a los países, hacen atrocidades como minería a cielo abierto y dejan como producto, la miseria. Poblaciones flotantes y abandono. Las transnacionales extractivas como su nombre lo dice extraen y se van, no muestran evidencias de importarles las consecuencias de sus actos ya que no están en sus marcos corporativos.
La economía en un país en vía de desarrollo como Colombia, rico en minerales y biodiversidad, tiene el potencial de destacarse. Colombia es un gran mercado. El cuestionamiento es si un rumbo sostenible será ser un mercado propio e independiente o ser un mercado para otros países que buscan invertir en extracción más no en construcción. Escoger la minería como una forma de obtener empleo no tiene fundamento. Las transnacionales extranjeras que extraen los minerales y petróleo, lo que les interesa, tienen que realizar varios procesos donde se despilfarra el agua del país y le dan empleo con las mínimas condiciones establecidas a una muy pequeña población, unos pocos campesinos. Tras esto la transnacional extractiva se lleva los minerales fuera de Colombia y deja como producto una destrucción de los suelos, de los recursos hídricos y una pérdida masiva de especies y de ecosistemas. Es evidente que no es rentable perder la biodiversidad, donar los minerales y los hidrocarburos para que luego se nos sean vendidos y no se genere ningún beneficio significativo para el país. El porcentaje neto de regalías por explotación minera fue del 3,8% en el periodo 2010-2011. Se ha permitido y camuflado esto porque hay intereses subrepticios. Unos pocos ganan millonarias cantidades a manera de comisiones económicas por la intermediación de estos crímenes disfrazados de prosperidad, quizás por equivocas evaluaciones o manipulaciones malintencionadas. Se construyen vías en las montañas para que ingresen las transnacionales extractivas y no para que los niños y las niñas vayan estudiar. Se proveen condiciones muy ventajosas para las transnacionales extractivas y muy desventajosas para Colombia. Según el Senador Jorge Enrique Robledo "Las malas vías en algo protegen el aparato productivo colombiano". Macondo ha sido inmortal. Todavía los espejitos gitanos valen más que un pueblo. Y tristemente los minerales, los hidrocarburos y el carbón valen más que las comunidades indígenas y los campesinos. Lo que deja en regalías la minería no da ni para mitigar mínimamente los daños que ésta genera. Colombia tiene que potenciarse desde su interior. Para la economía de Colombia es muy importante replantear sus ofertas y sus mercados, crear sus propias demandas empleando con éxito la biotecnología y sus alcances en las producciones industriales en masa… mientras tanto la minería es la que está en el Plan Nacional de Desarrollo 2010 - 2014 de Colombia en el Capítulo VI Sostenibilidad ambiental y prevención del riesgo.
Colombia como muchos otros países latinoamericanos aún sigue pobre en realización mental de su riqueza. Tienen todas las riquezas que le faltan al resto del mundo. Si Latinoamérica sigue los pasos del desarrollo va a perderlas por siempre como les está pasando a los países desarrollados por las malas políticas públicas de planeación organizativa. Los únicos valores que le ven a los bosques y selvas son la madera, el petróleo, el carbón y minerales enterrados en la profundidad de sus suelos. Extraer elementos del subsuelo es una profanación a la vida prehistorica que allí descansa en paz. Ofrecen licencias y permiten legalmente deforestar sus bosques y selvas nativos, lugares donde especies endémicas desaparecen en el olvido. Muchos países desarrollados han malgastado sus recursos y se dedican a saquear, como lo hicieron sus análogos en el Medioevo, aunque ahora apelan a licencias para hacerlo en Latinoamérica y destruyen montañas con la totalidad de sus ecosistemas. Colombia financia mediante subsidios su propia destrucción ambiental, subsidios que vienen de los impuestos, pagados por sus habitantes.
Es vital prever y restringir las causas de reducción o pérdida de la diversidad biológica como lo son en este caso la intencional desinformación de la población, la pobre educación, las malas políticas públicas que prácticamente llaman a las transnacionales extractivas. Un venado se sirve en un elegante mantel y llama al león porque se acaba de bañar, se ve muy hermoso y no tiene ya casi pulgas; merece y necesita desesperadamente que le preste atención así sea para alimentarlo y luego quedar reducido a huesos: Ese es el caso actual de Colombia. No tiene autoestima, no es capaz de valerse políticamente de sí misma, necesita que la miren y la valoren porque ella misma no lo hace. Y mientras no lo haga no va a servir sino para ser presa de viejos poderes. El desarrollo económico, educativo y social, mas la erradicación de la pobreza cognitiva son prioridades básicas y fundamentales de los países en desarrollo para renacer en su autonomía. La exigencia fundamental para la conservación de la diversidad biológica es la preservación in situ de los ecosistemas, hábitats naturales, el mantenimiento y la recuperación de poblaciones viables de especies en sus entornos naturales.
Reconocer la estrecha y tradicional dependencia de muchas comunidades locales y poblaciones indígenas sobre los recursos biológicos, es vital. Sus sistemas de vida tradicionales basados en la conveniencia de compartir equitativamente los beneficios que se derivan de la utilización de los conocimientos ancestrales, basados en el respeto a los recursos biológicos, las innovaciones y las prácticas pertinentes para la conservación de la diversidad biológica y la utilización sostenible de sus componentes. Es una lástima que sea tanto el desorden y la falta de cooperación entre las naciones que hace poco Greenpeace tuvo que sacar a la luz una operación de tala ilegal que se está llevando a cabo en terrenos públicos de la Amazonía donde casi 400 grupos indígenas reconocidos a la fecha, habitan y dependen de la selva para sobrevivir. La Amazonía es la selva tropical más grande del mundo, el hogar de un tercio de las plantas y animales del planeta y produce una quinta parte del agua dulce de éste. Si la deforestación continúa el 50% de la Amazonía desaparecerá para el año 2022 y es probable que sea antes. La frontera agrícola se encuentra deforestando esta selva para ampliar su territorio de cultivo sin que ninguna entidad gubernamental penalice estos actos. En Colombia un caso avalado por el gobierno es el del Quimbo en el departamento del Huila, donde se piensa desviar el río Magdalena, pues aunque los trabajos ya han comenzado el río se ha reusado y ha regresado a su cauce. Una protesta de la naturaleza misma. Después de que iniciara el trasvase del río Magdalena aparecen de manera tardía múltiples investigaciones: la investigación fiscal y la de la Procuraduría General de la Nación. La hidroeléctrica El Quimbo se diseñó mediante un contrato por 334 millones de dólares entre Emgesa y la italiana Impregilo. Las investigaciones indican que la licencia ambiental de Emgesa, parece no cumplir con los requisitos exigidos por la ley. Para construir la represa El Quimbo se tendrán que inundar cultivos permanentes y transitorios de frutales, maíz, plátano, arroz, cacao, sorgo, soya, entre otros productos, al igual que los terrenos de la ganadería artesanal para cárnicos y lácticos de gran importancia para la dieta alimenticia local, regional y nacional; afectando notoriamente la seguridad alimentaria del Huila. Emgesa además reportó que varias crecientes del río Magdalena generaron un efecto ambiental no previsto en la fauna íctica de la zona donde se construye la hidroeléctrica. La Comisión de la Corporación Autónoma del Magdalena (CAM) se desplazó hasta la zona para evaluar el daño ambiental. Una mortandad de peces, al parecer originada por las obras que se adelantan sobre el río Magdalena en la construcción de la hidroeléctrica El Quimbo fue alertada en principio por varios pescadores de la zona en donde se desarrolla el proyecto.
Según lo revelado por la investigación Las maniobras del Rey Midas de la revista Dinero, compañías extranjeras están evadiendo impuestos, mediante la fragmentación de territorios donde se llevan a cabo trabajos de exploración. El Quimbo, La Colosa, Ranchería, Marmato, y Santurbán son ejemplos reales de las políticas de crecimiento económico que traen consigo impactos sociales y ambientales que profanan los derechos humanos y son anticonstitucionales. Pacific Rubiales Corporation, Anglo Gold Ashanti y la Drummond Company, Inc., entre otras compañías se encuentran en Colombia como invasoras legales y ante al caso del Quimbo apelan la confusión publicitaria para crear la ilusión de que su invasión va a mejorar la calidad de vida de los colombianos. Si no fuera por la libertad de prensa en las redes sociales y el documental elaborado por el periodista Bladimir Espitia Sánchez jamás el pueblo colombiano se hubiera dado cuenta que por mejorar la calidad de vida se referían a desalojar a los habitantes nativos de el área usando gases lacrimógenos, balas de goma y bolillazos. Este tipo de libertad de prensa digital se ve ahora en riesgo con la aprobación de la ambigua ley Lleras. La corrupción ha sido una de las formas de gobierno. Y las hidroeléctricas han demostrado su cortocircuito.
Los gobiernos latinoamericanos no han aprendido del caso Chevron-Texaco donde la transnacional extractiva demandó a Ecuador por la contaminación que la extracción había generado en la Amazonía para así evitar los mismos cargos y los altos costos de la reparación ambiental. Como ese caso también están los desastres mineros en el continente y la relación del extractivismo con el empobrecimiento de los países. Se evidencia que la destrucción de los ambientes naturales ha sido tan masiva que lo único que queda por explotar son las reservas de la biosfera, y al parecer no hay escrúpulos para dejar de hacerlo. Los bosques y las selvas sostienen la vida. Los bosques y las selvas son la sostenibilidad. Ayudan a regular el clima global y son vitales para mantener el frágil balance de La Tierra, que hace posible la vida humana. La deforestación es la causa de un 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Se ha demostrado que no hay ninguna posibilidad para que las comunidades regionales se pronuncien sobre lo que se hace o no se hace en su territorio, parece un modelo de Estado arraigado del siglo XIX. El extractivismo y la falta de democracia no tienen cabida en el siglo XXI.
Madereros de Brasil quemaron viva una niña de 8 años de la tribu Awá de la Amazonía, uno de los últimos pueblos indígenas sin contacto con el mundo exterior, que subsisten en una reserva protegida en el Estado nororiental de Maranhão como parte de una campaña para obligar a la población indígena a desplazarse de su tierra. Luis Carlos Guajajaras, un líder local de una tribu aislada dijo "Nos enteramos de que se rieron, ya que la quemaron hasta su muerte". El Consejo Indigenista Misionero (CIMI) dijo haber visto sus restos calcinados. Enormes depósitos de mineral de hierro y maderas preciosas han animado a las empresas mineras y madereras a entrar en los bosques del Estado de Maranhão a pesar de las leyes diseñadas para proteger a los pocos pueblos indígenas aislados restantes, lo que a menudo conduce a enfrentamientos violentos. Alrededor de 450 personas han tribus fueron asesinados en Brasil entre 2003 y 2010, según cifras de CIMI. Survival International, una organización de caridad para los grupos tribales, advirtió que un tercio de la tierra de los Awá ya ha sido destruida y que sus nómadas de estilo de vida cazadores-recolectores están siendo amenazados y son obligados a huir al ver que las empresas madereras se aproximan .Es una forma de difundir el miedo. En Colombia mineros, ganaderos, colonos, guerrilleros, entre otros, han intentado persuadir a los patriarcas indígenas vinculándolos al consumismo, comprándolos luego con dinero. Los que no se venden son asustados y los valientes son asesinados. Los hacen firmar la concesión de sus tierras. Una tribu nómada a la que le maten sus patriarcas es obligada a salir replegada y no pueden volver a su estilo de vida en a la selva sin sus patriarcas, así les hagan restitución de tierras. Quedan desubicados, no conocen las rutas, los ciclos; era un conocimiento ancestral conservado en las mentes e instinto de sus patriarcas. Ésta no es la única causa de desaparición de tribus indígenas. La miopía científica y académica ha sido otra de las causas. No contextualizan ni ven. A los indígenas no les daba gripa ni caries, tenían sus cuerpos acostumbrados a vivir desnudos sin morbo, se bañaban tres veces al día hasta que llegaron algunos antropólogos y les pusieron camisetas, al poco tiempo los indígenas se llenaron de hongos, heridas e infecciones. Les dieron dulces a los niños, creando cambios en sus comportamientos y caries en sus dientes. El caso de la ayuda humanitaria enviada por la Fundación Antioquia cambió sus chozas por casas de interés social. Sus chozas se disponían en la tierra con una hoguera (su cocina) en el centro, un hogar. Al civilizarlos con casas de cemento tuvieron que enseñarles a usar chanclas y ruanas. Si se va a ayudar no se deben imponer condiciones ajenas a su cultura. Hay que contextualizarse y no forzar una occidentalización de los indígenas. La soberbia del raciocinio humano promulga una verdad absoluta sobre las otras verdades despreciadas como primitivas.
La globalización es el argumento más grande para fundamentar el plan de desarrollo colombiano. Los países desarrollados son globalizados, han sido los impulsores, los determinantes, los que generan los mercados y los países en vía de desarrollo se encargan de imitar sus acciones, la mimesis humana. Y están obligados a hacerlo por políticas de la Banca Multilateral, si requieren de sus servicios, deben formar parte de la globalización la cual es ahora una definición limitada a seguir los parámetros de los países desarrollados encabezados por los Estados Unidos. Los países latinoamericanos se han acostumbrado a sentirse excluidos de la historia, testigos subordinados del mundo. Y fueron protagonistas en la construcción de ese desorden histórico que hoy se llama edad moderna. La historia demuestra que América fue determinante en la globalización del mundo. La historia mundial comenzó con la irrupción de América en la historia de occidente. Apenas desde hace 5 siglos hay consciencia de vivir en un globo. Antes del descubrimiento de América los hombres europeos habían vivido historias nacionales o continentales. En el siglo XVI se evidenció la redondez del planeta, y se le llamó globo. Al surgir el globo (en la concepción europea) surgió como un efecto colateral el mercado global. Parte muy importante del afianzamiento mercantil fue la minería; los metales de América. Las miles de toneladas de plata y de oro que durante tres siglos cruzaron el mar en los galeones de España frecuentemente transbordados forzosamente a las fragatas inglesas, en los saqueos del Caribe por piratas financiados por la corona inglesa. Europa desproveyó a América de gran parte de sus minerales y de sus culturas principales (Mayas, Aztecas e Incas) que tenían sus propias tradiciones, desarrollos urbanísticos y científicos notables las cuales eran inexistentes e inimaginables en Europa y que tristemente también lo son en la edad moderna. No todo lo ancestral de las culturas indígenas latinoamericanas era bueno. Sin embargo, su mayoría vivía en armonía con la naturaleza y tenían capacidad de conocer lo que en su mundo era relevante, no tenían necesidad de pelear por oro o comida. Lo que para los nativos era natural, un regalo de la vida, los metales preciosos principalmente, fue el motivo que llevó a los europeos a la destrucción de las civilizaciones existentes y sus valores. El verdadero valor americano era el respeto por la naturaleza, el conocimiento astronómico y agrícola, el agua abundante y la infinita biodiversidad existente (maíz, cacao, girasoles, entre una infinidad) pasaron desapercibidos para los europeos. El elemento determinante en esto fueron tristemente las armas de fuego, de su ego. Algunos de los grandes mitos del renacimiento europeo se hicieron realidad en el Caribe y en América. Los descubiertos, como si los indígenas, no tuvieran ni idea, de que existían; fueron aprisionados bajo ideologías ajenas. Los conquistadores encontraron en las selvas sudamericanas lo que habían buscado por siglos en sus leyendas. Nació el Dorado. Se eternizó en los mapas del mundo la selva del Amazonas. Lo que hoy parece un sueño fue una realidad viva en aquel tiempo. Hombres recubiertos de perlas de las islas de Cumaná y de Cabo de la Vela. Para los propios latinoamericanos parece hoy un sueño tener una ciudad de oro. Parecerá un sueño en el siglo XXII una selva donde las bandas sonoras son las ranas en sus cánticos conciértales entre las lagunas iluminadas por la luna y la euforia de la lluvia como sonetos de la sinfonía. Las mariposas amarillas en Gabriel García Márquez pasarán a ser interpretadas como mitos y nunca como la visión que él tuvo de la realidad fantástica, del realismo mágico. Era obvio para los europeos que el planeta no se cansaba de proveer de recursos infinitos a una humanidad en ese entonces poco numerosa. Eran muy pocos los seres humanos a comienzos del siglo XIX y aún así había miseria en las calles, como la hay, en la actualidad moderna, desarrollada. La inequidad no depende de la cantidad de recursos que se tenga. Los europeos destruyeron en sus propios países la biodiversidad y sus ecosistemas, extrayendo e invadiendo sus ambientes naturales. Los españoles socavaron las minas de Andalucía acabando así con la Galena Argentífera (sulfuro de plomo y plata) una de sus materias primas para la guerra. Los rebaños artificiales de cabras convirtieron el sur de Italia y las costas de Grecia en un desierto. Animales recorrían la península ibérica sin bajar de los arboles hasta que la irrupción fue tal que los desplazaron como hoy desplazan a los campesinos de sus propias tierras, sentenciando que unos pocos logren adaptarse y a otros a desaparezcan en silencio. La riqueza para la concepción europea seguía apareciendo en nuevas formas. Claramente estaban en un planeta inagotable, las bodegas del mundo proveerían por siempre. Eran una caja de Pandora.
Existen dos posturas en el mundo desde lo antiguo a lo moderno en las múltiples metamorfosis de la colonización hasta la actualidad donde son llamadas Inversiones Transnacionales para la Extracción y dependen del lado de la balanza en que estén. En el lado perdedor están quienes se sienten sin derechos y quienes están en el lado ganador de la balanza se sienten sin responsabilidades planetarias. Se vive en unión en un globo. Conviven animales, virus, plantas, bacterias, desconocidos y océanos, entre estos algunos forman culturas y ejércitos. Las perplejidades y las responsabilidades que implica esta comunidad requieren de una reflexión masiva sobre lo que construye el significado de la existencia.
Los países latinoamericanos están históricamente obligados a sentirse invitados especiales al diálogo sobre el presente y el futuro del medio ambiente. Un desarrollo sostenible tiene todo el potencial de ocurrir en Latinoamérica a diferencia de muchos países desarrollados a los que les tocaría esforzarse muchísimo para lograrlo. Lo que para ellos es un idilio para Latinoamérica y sobre todo para Colombia es una cotidianidad. Se tiene la mayor diversidad biológica imaginable. Lo único que falta es una política razonable sobre su uso, unos mecanismos sensatos para su protección y conservación, y el esfuerzo de investigación que todo ese tesoro requiere. El inconsciente colectivo colombiano se encuentra atrapado por las supersticiones de la historia. Dominó la creencia de que debido a que América fue descubierta por los europeos en 1492, sólo en aquel año comenzó a existir para el mundo. Una arbitraria cronología perspectiva. Latinoamérica se impide percibir que los poderes de la naturaleza americana ejercían su influencia sobre el mundo desde siempre. Antes de que los humanos comenzán a procurar la globalización, el mundo ya estaba globalizado. Como solía expresar Einstein "Es más fácil destruir un átomo que un prejuicio". Los vientos que llevan semillas y por los que viajan las aves e insectos alados no necesitan de visas, no tienen conexión con las fronteras que ha inventado la humanidad en las voces de la política y la guerra. Fronteras que se han creído sus habitantes sin voz, prófugos de su espíritu abandonado, de su esperanza. Las cadenas liberaron su alma al olvido.
La economía colombiana esta globalizada desde la aparición de América en el mapa, sin necesidad de TLC. El oro de la Nueva Granada se extrajo y se produjo para la exportación desde La Conquista. La especialización de los productos de la economía colombiana remontándose a esa época de colonia es igual a la de ahora, no considera las necesidades internas de consumo, sino sólo los requerimientos de las metrópolis extranjeras. Un hecho más que centenario. Es un tipo de ordenamiento económico caracterizado por la irracionalidad que no siempre satisface las necesidades de consumo y de dignidad de sus propios pueblos. La globalización, en la apertura de mercados, no es necesariamente una virtud, ni requiere de un principio ordenador y armonizador, ni idea de la justicia, ni lógica del equilibrio y ni mucho menos un profundo sentido de humanidad para que los intercambios cumplan con su misión de ser instrumentos de civilización. Pueden ser simples pugnas mezquinas o formas de rapacidad y de injusticia. Un ejemplo de esto es el nacimiento de las repúblicas bananeras, cafeteras, petroleras, caucheras y ganaderas.
Los países latinoamericanos están históricamente obligados a sentirse invitados especiales al diálogo sobre el presente y el futuro del medio ambiente. Un desarrollo sostenible tiene todo el potencial de ocurrir en Latinoamérica a diferencia de muchos países desarrollados a los que les tocaría esforzarse muchísimo para lograrlo. Lo que para ellos es un idilio para Latinoamérica y sobre todo para Colombia es una cotidianidad. Se tiene la mayor diversidad biológica imaginable. Lo único que falta es una política razonable sobre su uso, unos mecanismos sensatos para su protección y conservación, y el esfuerzo de investigación que todo ese tesoro requiere. El inconsciente colectivo colombiano se encuentra atrapado por las supersticiones de la historia. Dominó la creencia de que debido a que América fue descubierta por los europeos en 1492, sólo en aquel año comenzó a existir para el mundo. Una arbitraria cronología perspectiva. Latinoamérica se impide percibir que los poderes de la naturaleza americana ejercían su influencia sobre el mundo desde siempre. Antes de que los humanos comenzán a procurar la globalización, el mundo ya estaba globalizado. Como solía expresar Einstein "Es más fácil destruir un átomo que un prejuicio". Los vientos que llevan semillas y por los que viajan las aves e insectos alados no necesitan de visas, no tienen conexión con las fronteras que ha inventado la humanidad en las voces de la política y la guerra. Fronteras que se han creído sus habitantes sin voz, prófugos de su espíritu abandonado, de su esperanza. Las cadenas liberaron su alma al olvido.
La economía colombiana esta globalizada desde la aparición de América en el mapa, sin necesidad de TLC. El oro de la Nueva Granada se extrajo y se produjo para la exportación desde La Conquista. La especialización de los productos de la economía colombiana remontándose a esa época de colonia es igual a la de ahora, no considera las necesidades internas de consumo, sino sólo los requerimientos de las metrópolis extranjeras. Un hecho más que centenario. Es un tipo de ordenamiento económico caracterizado por la irracionalidad que no siempre satisface las necesidades de consumo y de dignidad de sus propios pueblos. La globalización, en la apertura de mercados, no es necesariamente una virtud, ni requiere de un principio ordenador y armonizador, ni idea de la justicia, ni lógica del equilibrio y ni mucho menos un profundo sentido de humanidad para que los intercambios cumplan con su misión de ser instrumentos de civilización. Pueden ser simples pugnas mezquinas o formas de rapacidad y de injusticia. Un ejemplo de esto es el nacimiento de las repúblicas bananeras, cafeteras, petroleras, caucheras y ganaderas.
Es necesario adoptar disposiciones especiales para atender a las necesidades de los países en desarrollo, incluidos el suministro de recursos financieros nuevos y adicionales y el debido acceso a las tecnologías pertinentes, tomando nota a este respecto de las condiciones especiales de los países menos adelantados y de los pequeños estados insulares, reconociendo que se precisan inversiones considerables para conservar la diversidad biológica y que cabe esperar que esas inversiones entrañen una amplia gama de beneficios ecológicos, económicos y sociales. No es necesario que las transnacionales extractivas se aprovechen del atraso y le hagan caso omiso a los convenios establecidos, mediante una desmedida deforestación, minería e hidroeléctricas. El siglo 20 produjo demasiados hechos inquietantes y dejó mucho en que pensar. Las transnacionales han creado un proceso análogo al que la Europa colonialista sometió al África a principios del siglo XX, que luego de años de ocupación se vieron obligados a retirarse, dejando un continente saqueado y el ejemplo en el actuar. Esto ha conducido en tiempos recientes a situaciones de violencia contra personas y ambiente incluso por parte de los mismos habitantes locales ya emancipados.
Los índices del crecimiento de la población mundial ahora parecen alarmantes. Ya no pueden satisfacerse las necesidades de la humanidad con lo propuesto por las sociedades agrícolas arcaicas. Ya no pueden resolverse los problemas prácticos de la interacción de las comunidades sin internet y Smatphons. Ya no puede asumirse el desafío del futuro a partir de la filosofía que dieron sus sentidos a unas sociedades mucho más cerradas entre sí, mucho más lentas, menos expuestas al contacto con otras. Una de las muchas cosas que se está haciendo en todo el planeta es un inventario de lo que queda. La naturaleza es intemporal, siempre recomienza. Lo más antiguo en nuestra realidad no son canciones libros o monumentos. La hierba crece donde hay tierra, minerales y agua. El aire es común y baña el planeta.
El arraigamiento de la deforestación en Latinoamérica se debe a que fue un símbolo de colonización. Como todo símbolo dejó sus rastros. En este caso mediante himnos y escudos. El himno antioqueño dice "El hacha que mis mayores me dejaron por herencia" que luego se expresa en el escudo del Quindío sobre un árbol talado como un símbolo de pujanza. Eran otras épocas.
Colombia vivía en la sombra. En los ojos de la realidad, en el sentir de sus habitantes, era un país de extremos. El cemento comenzaba lentamente a consumir la selva y al mismo tiempo los ciudadanos, mejor dicho, los citadinos a sentirse industrializados, alegres de no ser mas excluidos, de ser parte revolución industrial, de aquella desfragmentación emocional en la que se cambia el ser por el producir. Progreso, lo que se viene para Colombia es, progreso. No basta sino caminar por las calles de las ciudades colombianas, para ver indígenas, a los que les caminan por los lados rechazándolos, evadiéndolos, haciéndolos obstáculos en su camino, inertes, seres inanimados, muñecos de cuerda obsoletos, o parte del aire; objetos transparentes que no viven sino como una impureza más en la respiración. Los indígenas con sus vestiduras y su cultura mezclándose con el mugre, los desechos que son ahora las aceras, su historia en los ojos y la tristeza que los desplazó de sus tierras a un mundo artificial. En la ciudad no tienen esperanza y no tienen lugar. A nadie le importa.
Se está imponiendo una ideología. No hay libertad de expresión fuera de la estructura de desarrollo. Hay comunidades endémicas que no quieren electricidad, pero son forzadas a pensar que la necesitan. Ellos que han vivido toda su existencia con la verdadera sostenibilidad, no la palabra gastada que usan para mercadear ficciones eco-amigables. Viven en verdadera armonía con el ambiente y se les está imponiendo nuestra propia verdad, la supuesta, globalización. Ser iguales es bueno. Y no lo es. Lo que mata a un igual, mata a los demás iguales. Así como les impusieron la religión y el idioma también les quieren imponer la electricidad. La oferta de modernismo es a cambio, sin posibilidad de elección de sus terrenos ancestrales.
El ser humano en sus acciones cotidianas ha demostrado que sólo responde solidario a aquello que se le asemeje y le genere empatía, sólo aquello que sea un reflejo de su misma existencia. Los países desarrollados han crecido sin medida hasta llevarse a sí mismos a un inminente presagio de catástrofe. Catástrofe que como sólo se ve en los ojos del futuro se ha continuado ignorando a pasos de oso perezoso. Debido a que simplemente no afecta su confort actual y es entonces irreal. No se puede detener un tren a centímetros del abismo y este tren está en marcha desde hace siglos. Tren en marcha bajo el Principio de la Incertidumbre Schrodinger ven el abismo pero de pronto no está. La magnitud de un cambio climático se debe a una necesidad de equilibro dictaminada por las leyes que rigen nuestro universo cercano, el Planeta Tierra y que no responde a intereses económicos o políticos.
Para determinar el conjunto de elementos que permiten la permanencia de la humanidad como especie, hay que basarse en que en los asuntos de supervivencia, los factores limitantes, no son inherentes ni omnipresentes. Ellos se deben al comportamiento de las moléculas y más cercano, a la existencia de otras especies. Lo que da a entender que la vida de la humanidad depende de la vida de especies diferentes, la armonía, el equilibrio. Los factores limitantes se dan por una relación de sí y sólo sí. Si se tiene agua y fuentes de carbono se tienen plantas, si se tienen éstas también se tiene oxígeno para respirar, y por ende, se tienen animales, con estos se tiene una protección frente a las enfermedades, alimento y suelo. De lo contrario se da la extinción de la humanidad
Los antagonistas de estos ciclos naturales son la minería, la deforestación, y la falta de planeación en ámbitos de políticas públicas, ambientales y de salubridad. Hay dinero para la investigación pero no sabe en qué gastarse. La adopción de medidas ex situ, preferentemente en el país de origen, también desempeña una función importante. El papel de la biotecnología es fundamental. Hay dos factores que menciona Janine M. Benyus en el capítulo 2 de su libro "BIOMIMICRY Innovation Inspired by Nature" "¿Cómo nos alimentaremos?" al referirse a la aparentemente exitosa agricultura tecnificada y mecanizada que atentan contra el medio ambiente y favorecen a las multinacionales químicas: La creación de variedades genéticamente modificadas (semillas), la necesidad de nutrientes específicos para esas semillas (abonos) y pesticidas. Al cabo de cada ciclo de cosecha se requieren nuevas semillas y nuevos abonos. El ecosistema humano incluye ahora la compañía de agroquímicos.
Cabe esperar que el suministro de recursos financieros suficientes, nuevos y adicionales y el debido acceso a las tecnologías pertinentes puedan modificar considerablemente la capacidad mundial de hacer frente a la pérdida de la diversidad biológica. En aras del progreso se ha destruido gran parte del medio ambiente. La conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica tienen importancia crítica para satisfacer las necesidades alimentarias, de salud y de otra naturaleza de la población mundial en crecimiento, para lo que es esencial el acceso a los recursos genéticos y a las tecnologías, y la participación en los mismos. A los científicos en Colombia se les cobra por investigar la biodiversidad. La general falta de información y conocimientos sobre la diversidad biológica genera una urgente necesidad de desarrollar capacidades científicas, técnicas e institucionales para lograr un entendimiento básico que permita planificar y aplicar las medidas adecuadas.
El economista Manfred Max Neef en una conferencia en 1994 predijo que la crisis económica iba a ocurrir. Una economía basada fundamentalmente en especulaciones no era sostenible y se iba a colapsar. Los economistas convencionales una semana antes del colapso no lo aceptaban. Los economistas tradicionales han creado un mundo ideal que han convertido peligrosamente en su modelo y éste que no tiene nada que ver con el mundo real. Como decía Feyman “Por más bella que sea una hipótesis si ésta no concuerda con la experimentación es falsa”. La economía que se enseña hoy no tiene nada que ver con el mundo real. La realidad no puede domesticarse en un modelo. Max- Neef en su libro El mundo rumbo a la colisión, denota que se está resolviendo problemas del siglo XXI usando teorías económicas de siglo XIX. Él propone un modelo de desarrollo con economía a escala humana. Considera que en Colombia o en cualquier otro país el conflicto armado puede solucionarse al reestructurar una sociedad donde esas personas puedan satisfacer las necesidades que les aquejan. Es revitalizar las comunidades pequeñas y medianas. El desarrollo depende de cómo mejorar la calidad de vida de las personas. Para el bien de la ecología es necesario un cambio cultural profundo. Una economía que se reconozca como un subsistema de la biosfera. Si no hay ecosistemas no hay economía. Sin termodinámica, fotosíntesis y polinización desaparece la economía. Max-Neef declara que “Ningún interés económico bajo ningún punto de vista puede estar por fuera de la reverencia de la vida”. En la actualidad se está haciendo lo contrario. Las corporaciones transnacionales dominan el mundo. Los Estados han perdido su soberanía pero no se han dado cuenta. Si hay una ley, disposición o regulación que le resulte inconveniente a los intereses de una transnacional, el país está obligado a abolirla o adaptarla a favor de la inversión. El país tiene que renunciar a su democracia, adaptarse al interés de esa corporación. Este país es más desarrollado porque tiene más celulares o más computadores pero las personas desaparecen. No se tienen en cuenta. El crecimiento permanente es imposible porque depende de algo finito, la biosfera. Hay más esclavos en el mundo que los que había antes de que se aboliera la esclavitud en el siglo XIX. Max-Neef ha propuesto los postulados para una economía en el siglo XIX y son:
- La economía para servir a las personas y no las personas para servir a la economía.
- El desarrollo tiene que ver con personas y no con objetos.
- Crecimiento y desarrollo no son lo mismo, y el desarrollo no requiere necesariamente de crecimiento.
- Ninguna economía es posible al margen de los servicios que prestan los ecosistemas.
- Para la ecología un cambio cultural profundo con una economía que se reconozca como un subsistema de la biosfera
Tener riqueza ambiental no es rentable si esta sólo tiene un valor emotivo y no también comercial. Teniendo el ejemplo de unos países denominados desarrollados, que han saqueado hasta su propia tierra sin mayor control y viven bajo una economía de inflación, Colombia no puede permitir que le pase lo mismo. Por el contrario, a lineamientos como los que ha establecido el Instituto Von Humboldt hay que prestarle atención para construir una economía sostenible a partir de la biodiversidad. Quizás la humanidad desconozca que ser antropocéntrico es caminar hacia la extinción. La humanidad se enfrenta a su desaparición muchísimo antes de lo que los dinosaurios que no tenían electricidad lo hicieran. La humanidad ya da grandes pasos hacia el patíbulo de la extinción. Será que la evolución no es construir hidroeléctricas, armas nucleares y extraer petróleo. Se sabrá de manera colectiva que sin biodiversidad las enfermedades pueden arrasar directamente a la humanidad sin dejar rastro. Y que los demás animales sirven de controladores de éstas. Sin diversidad genética las posibilidades de sobrevivir a una catástrofe son casi nulas.
Se necesitaron tres siglos para que la humanidad advirtiera que la naturaleza estaba siendo saqueada por una civilización irresponsable. Cuatro para que los méritos humanos comenzaran a parecer peligrosos. Cuántos van a faltar para que Colombia se conozca por primera vez como individuo. Comprenda la naturaleza de su historia. Halle en sus recuerdos y mirada, los paisajes que circundan su alma. El descubrimiento del globo demostró finalmente a vaso quebrado que los recursos del planeta Tierra son perecederos. Sus tesoros no podrán ser excavados por siempre. El último siglo dejó multitudes de inquietudes. Preguntas sobre el rumbo de la civilización que exigen de la humanidad cada vez más lucidez y mayor compromiso. La humanidad está enfrentada a una naturaleza que necesita y a la que tiene apenas sobreviviendo bajo amenaza. La humanidad desafía los recursos de la tecnología para arrancarle al mundo natural más de lo que podría dar espontáneamente. Nunca, se había visto una edad en la que la humanidad obrara tantas transformaciones sobre su entorno, sobre su patrimonio común, resultara tan infeliz y estresada. Parece que para perdurar en el tiempo el mejor Producto Interno Bruto deberá transformarse en una Felicidad Interna Bruta.
La biodiversidad en la economía de los países en vía de desarrollo deja un presagio: proteger lo que se tiene es un gran negocio. Aquellos que aspiran emular los países desarrollados deben abrir los ojos y ver bajo la evidencia de la propia realización, que ser diferentes es bueno. En un mundo igual si un individuo falla todos lo hacen. Es hora de ver que las estructuras de la economía moderna no tienen sostén. No tienen oro que supla sus transferencias monetarias. Viven de inflación en inflación y hasta inflan la inflación. Probablemente se les explote el globo. Y lancen pedazos para que muchos agarren parte de la piñata. El oro está debajo de las tierras, en especial en las latinoamericanas y allí está bien guardado. Mientras esté allí protegido se llegará a la inminente conclusión que lo que está encima tiene mayor valor. Sobrevivir como especie tiene más valor y sobrevivir como conjunto vivo con todo aquello que le rodea es un privilegio. El reto es educar la población de los países en vía de desarrollo como personas críticas en equilibro con su ecosistema. Como dijo sabiamente La Chinga en la película La vendedora de Rosas "Para qué zapatos si no hay casa".
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