miércoles, 7 de marzo de 2012

Coltán, el componente secreto de los celulares que controlan Chávez, los paramilitares y los narcos

ORIGINAL: ElPuercoEspín
March 4th, 2012 → 6:16 pm @ elpuercoespín
Por Emilia Díaz-Struck y Joseph Poliszuk / Investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación


En cuclillas cerca de un montículo de rocas y de tierra, Ramón golpea un pico de mango corto contra un agujero vacío, alardeando sobre la técnica que utiliza para extraer lo que él llama “los guijarros negros”: piedras que contienen minerales importantes para la industria de alta tecnología en todo el mundo.

En los últimos años, Ramón ha trabajado en minas remotas y pequeñas, llegando a caminar una semana para llegar a los terrenos que reclama para sí en lo profundo de la selva del sudoeste de Venezuela, cerca de la frontera con Colombia.

Valen la pena los dolores de espalda y el sudor, dijo Ramón, haciendo girar una roca negruzca en la palma de su mano. Afirmó que hace buen dinero proveyendo piedras que cotienen mineral de coltán. (Mineral compuesto  de Colombita/Niobio, Tántalo)

Aplicado a los microchips, el metal permite que los condensadores de capacidad electrónica rindan magníficamente en una cantidad de artefactos, como los teléfonos inteligentes en los bolsillos de más y más consumidores. Refinado en polvo y aplicado a paneles solares, el coltán aumenta la eficiencia energética.

Y como mineral estratégico el coltán tiene peso porque permite que el control guiado de algunas bombas inteligentes funcione en condiciones climáticas extremas. Por estos motivos, el coltán venezolano ha despertado preocupación en Washington, DC, ya que el gobierno del presidente Hugo Chávez eligió a compañías iraníes, chinas y rusas para la exploración minera y planea desarrollar el suministro a futuro de distintos minerales.

Hoy es ilegal extraer coltán en Venezuela. Pero gracias a gente como Ramón, el coltán venezolano ya está llegando a los mercados internacionales de minerales –como contrabando ilegal.

En documentos gubernamentales de varios países, en reportes militares y policiales y en entrevistas con mineros y residentes de las junglas del norte del Amazonas en América del Sur, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigacion (ICIJ, su sigla en inglés) halló un comercio ilícito robusto de coltán y un creciente riesgo de que mineros de pequeña escala persigan el mineral.


Niños, mujeres e indígenas nativos vulnerables quedan expuestos a peligrosas condiciones laborales, a contrabandistas de drogas y a bandas armadas que contrabandean el mineral. El coltán venezolano ilegal, indicaron expertos, está siendo mezclado, probablemente, con minerales legales en distintas partes del mundo y enviado a fabricantes de alta tecnología.


Suenan las alarmas en Washington

Existe preocupación porque, mientras haya un vacío en la regulación de Venezuela –no hay reglas, ni siquiera para los mineros que quieren explotar el coltán legalmente–, será difícil mantener el coltán ilegal fuera del flujo global de suministro de minerales.

Venezuela puede convertirse en un gran problema porque representa otra fuente de coltán en conflicto, que saldrá de una zona sin regulaciones, sin transparencia y sin seguridad para los mineros”, dijo Aaron Hall, analista del proyecto Enough (Suficiente), con sede en Washington DC.

Esto significa que la demanda impulsada por el consumo de artefactos electrónicos de uso diario puede estar sosteniendo a bandas criminales y al crimen organizado en un mercado ilegal de minerales valiosos en América del Sur. En Colombia, por ejemplo, la policía confiscó hace poco 83 toneladas de coltán y otros minerales en una operación que supuestamente conducían traficantes que, según agentes de fuerzas de seguridad norteamericanas, también suministran cocaína al poderoso cartel de Sinaloa en México.

Buena parte del territorio del coltán en Venezuela abraza la frontera con Colombia –un área de selva inaccesible y ríos y arroyos serpententeantes—donde los paramilitares armados y los traficantes de droga son reconocidos desde hace años como fuerzas poderosas. La violencia de ambos lados de la frontera está en aumento, lo que la convierte en una zona álgida, con una relación crecientemente tensa entre Chávez, anti-norteamericano, y el gobierno pro-norteamericano de Colombia.

Esta es la razón por la cual los expertos en seguridad nacional de Estados Unidos notaron la proliferación del mercado ilegal de coltán, mientras que Chávez planea un comercio a futuro de coltán con la ayuda de Irán.

El gobierno iraní asiste con estudios de tierra y de minerales y el mapeo de las regiones mineras. Sadra, una compañía industrial que es propiedad del gobierno iraní, opera una subsidiaria latinoamericana y tiene oficina en Caracas. En 2010, participó en una conferencia en Venezuela para mostrar la capacidad de Irán en el país, y fue anfitrión de un encuentro entre diplomáticos iraníes y locales y funcionarios del gobierno, incluyendo a José Salamat Khan, el ministro de minería de Venezuela.

Más tarde, Khan confirmó que Venezuela trabajaba con expertos mineros iraníes. “Decidimos trabajar con los hermanos iraníes en la exploración de minas en la República Bolivariana”, dijo.

La empresa pariente de Sadra, Khatam al-Anbiya, está en la lista de entidades sujetas a sanciones del Departamento del Tesoro norteamericano basada en los programas nucleares de Irán.

China, que usa la mayor parte del suministro de coltán del mundo, prometió hace poco apoyo minero industrial a Chávez y a Brasil, uno de los mayores exportadores de coltán procesado.

Un mercado negro instantáneo.


En el otoño de 2009, el presidente Hugo Chávez anunció el “descubrimiento” de enormes reservas de coltán en la selva amazónica venezolana.

Su anuncio ignoró que el coltán está desde hace mucho tiempo en una lista de elementos valiosos que abundan en Venezuela. Durante un período, una compañía tuvo incluso permiso para explorar legalmente la extracción de coltán.

Sin embargo, Chávez prohibió la extracción privada y lanzó la “Operación Oro Azul”: 15.000 tropas enviadas a perseguir a traficantes que, dijo, contrabandeaban el mineral en Colombia.

Esta acción aumentó las tensiones entre los dos países en un área en la que la violencia de ambos lados de la frontera ya estaba en aumento.

Desde el anuncio de Chávez, sin embargo, la patrullas militares del amazonas venezolano han fracasado en detener el contrabandeo de coltán y el gobierno no ha dado información sobre las nuevas reglas para la exploración.

Colombia o Brasil tiene un gran negocio porque la explotación de minerales es oficial allí, o al menos no es ilegal”, dijo al ICIJ Liborio Guarulla, gobernador del estado de Amazonas de Venezuela.

Los funcionarios del área de minería de Venezuela rechazaron los pedidos del ICIJ para hablar sobre el coltán.

Otros factores han facilitado el crecimiento del mercado negro del coltán: en el comercio global de coltán no hay un índice de precios para esta materia prima. La mayoría de los tratos quedan envueltos en el secreto.

Coltán es un compuesto de metales –principalmente columbita y tantalita—y se mueve por la cadena de suministro como tantalio o niobio.

El tantalio y el niobio no se comercializan abiertamente. Los contratos de compra son confidenciales entre el comprador y el vendedor”, señala un material de consulta del Servicio Geológico de los Estados Unidos.

Aun así, algunos analistas que revisaron las estadísticas de la industria encontraron que en el sector del coltán de alta calidad, alrededor de un quinto del mercado mundial de 150 millones de dólares anuales proviene del mercadeo ilegal en zonas de conflicto, mayormente en Africa Central. Los contrabandistas sacan coltán de la República Democrática del Congo hacia Ruanda, donde se le da otro nombre y se vende al mercado mundial.

Africa Central, Brasil y Australia son los mayores proveedores mundiales de coltán. El papel crucial del metal en la fabricación de artefactos de alta tecnología se hizo evidente en 2001, cuando Sony demoró el lanzamiento de nuevos juegos de video por una escasez de coltán. Los precios alcanzaban en ese momento alrededor de 300 dólares por libra (0,453 kg).

Desde 2007, el creciente mercado de los teléfonos inteligentes provocó un aumento de la extracción de coltán de alta calidad, a una tasa estimada de 3 millones de libras por año. Alrededor de 1,1 millón de libras por año es usada por fabricantes norteamericanos que lo usan para microchips de alta tecnología y una cantidad de otros productos, desde turbinas industriales hasta prótesis sintéticas de caderas.

El precio del coltán ha estado en una montaña rusa desde la escasez del 2001, principalmente por el incremento de la producción en Africa Central, la decisión de los Estados Unidos, en 2007, de descargar sus reservas en el mercado abierto y el cierre de una de las minas más grandes del mundo en Australia. Con más coltán en el mercado, el precio total del material de alta calidad ronda hoy los 50 dólares la libra.

El coltán de Africa Central alimenta mayormente a un mercado mundial de transacciones en efectivo al que los fabricantes recurren cuando los contratos de largo plazo con proveedores legítimos no les resultan suficientes.

La cantidad que provee ese mercado ha crecido en los últimos años. Pero, dado que los minerales y los metales de diferentes fuentes se mezclan habitualmente en él, los analistas sostienen que actualmente es casi imposible diferenciar al coltán bueno del malo. No hay hoy un examen preciso del origen para el mineral de coltán (huellas dactilares geológicas) como sí lo hay para los diamantes.

Un estudio piloto en Alemania está explorando un sistema de huella geológica para el coltán, midiendo las concentraciones de mineral, el tipo de suelo y los niveles de radiación en una muestra de mineral para identificar la tierra de la que fue extraído.

Y se habla de una presión en aumento de los productores a través del acta Dodd-Frank de 2010 del gobierno norteamericano, que prohibe a los fabricantes norteamericanos comprar recursos naturales extraídos de un territorio controlado por el crimen organizado o terroristas.

Extracción artesanal
El coltán se contrabandea hacia Colombia por el Río Orinoco. Foto: Joseph Poliszuk/ICIJ
Los expertos creen que el mercado de contado mundial es adonde puede ir a parar el coltán ilegal de Venezuela y Colombia. Les preocupa que el comercio ilegal en América del Sur crezca e imite el negocio en el Congo, donde los beneficios por el coltán han ayudado a financiar la violencia facciosa.

La investigación gubernamental sobre minerales contrabandeados en los dos países es limitada, pero algunos informes policiales y minerales que el ICIJ revisó muestran que las autoridades confiscaron unas 190.000 libras de coltán desde 2009 –en parte sacado sin permiso aún antes de que Chávez prohibiera toda extracción privada de coltán.

Lo que está claro es que mucho del coltán de Venezuela está siendo extraído en una zona de conflicto, un poco cada vez, en lo que la industria llama “minería artesanal”.

Esta escala de minería es esencial para el mercado negro.

La minería artesanal tiende a ser peligrosa para los trabajadores, con condiciones duras e inseguras, poca paga y problablemente se produzca daño ambiental cuando los residuos son echados en los arroyos”, dijo el investigador en coltán Michael Nest. “Cuando se produce la minería artesanal donde no se supone que ocurra, como en parques nacionales, o donde hay prohibiciones sobre la minería privada, como en Venezuela, se desarrollará inevitablemente un mercado negro si hay alguien que quiera comprar el mineral”.

Lugares como la ciudad de Parguaza, en las orillas del Rio Orinoco en el sur de Venezuela, son un hervidero de rumores sobre el coltán –y hay muchos compradores.

Los residentes dicen que a mediados de 2010, luego de que Chávez prohibiera la extracción privada, llegó un grupo de hombres de negocios que les prometió que habría trabajos y casas si firmaban una petición para que el gobierno permitiera la extracción legal de coltán. El gobierno ignoró la petición y los hombres de negocios no regresaron, dijo Flandes, un minero de Parguaza que no quiso que se citara su nombre completo, por temor a represalias de las autoridades y de los contrabandistas.

Pero los compradores siguen llegando en busca de coltán. Terratenientes locales dijeron al ICIJ que han llegado agentes de compra-venta de minerales de Colombia, de Australia y de Corea del Sur.

Pese al tráfico, los mineros del Amazonas no se fían de los extraños. Luego de varios pedidos, un grupo aceptó reunirse con el ICIJ en Parguaza. Sólo aceptaron dar nombres de pila, como Flandes, Efraín, Ramón y Camilo.

Describieron una vida difícil pero potencialmente provechosa en las minas de coltán. Lo que reclaman está lejos de las carreteras o de patrullas militares errantes. El único modo de llegar es a pie, así que cuando nadie los observa empacan sus picas y se lanzan por senderos escondidas.

Dada la creciente popularidad del coltán, los mineros venezolanos dicen que ya no tienen que cargar pesadas bolsas de mineral por senderos clandestinos hacia adentro de Colombia. Ahora los compradores colombianos cruzan a territorio venezolano y cargan los minerales.

Los colombianos son los que mueven esta piedra aquí. Son los que la toman y los que dan vida al negocio”, dijo Flandes. “Como los automóviles no entran en la región, (los compradores) vienen en motocicletas y luego se van al puerto de El Burro, donde una lancha los lleva hasta Puerto Carreño”, un viaje de sólo 15 minutos a través del Orinoco desde Venezuela.

Como generaciones de mineros de pequeña escala en la región, Flandes supo buscar oro y diamantes. Ahora le interesa el coltán porque es más fácil de encontrar y le da buen dinero.

El coltán en la selva amazónica de Venezuela se halla con frecuencia en rocas cercanas a la superficie. Un terreno de coltán puede ofrecer también otros minerales como estaño o titanio –también buscados por los fabricantes de alta tecnología—de modo que una nueva mina atrae a docenas de aspirantes a buscadores de minerales.

Un minero suertudo dijo que encontró una roca llena de coltán, de casi siete libras, que le dio 23 dólares. Eso es buen dinero en la Venezuela remota, pero los precios pueden llegar hasta 55 dólares por libra a medida que el coltán llega a los fabricantes, según el Ministro de Industrias Básicas y Minería de Venezuela.

Lidiando con los militares

Otro minero, Camilo, recordó que los soldados arrestaron hace poco a dos mujeres y a unos niños que trabajaban una veta.

Les quitaron los minerales”, dijo, y agreó que las mujeres y los niños no sabían algo que los mineros con experiencia han aprendido: repartir cargas de coltán con los soldados es una buena manera de evitar la cárcel.

Los locales –incluídos líderes religiosos y funcionarios de gobiernos locales—se quejan por lo bajo del involucramiento de militares en el contrabando. Pocas denuncias han sido proseguidas, sin embargo, mientras las personas murmuran que es peligroso acusar a un militar.

En 2009, la Fundacion para el Desarrollo Científico y Tecnológico del Estado de Amazonas investigó rumores sobre contrabandistas colombianos que traficaban coltán venezolano. Esto fue después de que el gobierno aceptara que el mineral se había convertido en contrabando a través de la frontera: se encontraron rastros de coltán en una granja aislada del estado de Bolívar.

Informes judiciales muestran que 3.960 libras de material extraído de minas conteniendo coltán fue secuestrado por guardias fronterizos de Venezuela entre 2009 y 2011. Los sospechosos –incluyendo a una mujer de 30 años, cuatro hombres, un ciudadano colombiano y un indígena de 16 años—fueron acusados de traficar ilegalmente “metales, piedras preciosas, materiales estratégicos y sus productos o derivados”.

En septiembre de 2009, otras 54 toneladas de mineral conteniendo una cantidad no especificada de coltán fue confiscada a un ciudadano colombiano.

Chávez hizo su anuncio un mes más tarde: “Ha aparecido un mineral estratégico llamado coltán, y hemos militarizado la zona porque la gente ha estado llevándose el coltán a Colombia y explotándolo ilegalmente”.

Una amenaza a ambos lados de la frontera

Desde entonces, dicen líderes locales, se han encontrado niños trabajando en minas manejadas por familias en Venezuela y Colombia, con poca preocupación por la seguridad.

Los mineros dicen que aceptan los riesgos porque el coltán es una de las pocas opciones en esta región empobrecida. El Estado de Amazonas en Venezuela es el hogar de 144 mil de los 30 millones de habitantes del país. En las enormes extensiones rurales de la región, el único trabajo de sector privado real es la agricultura o la pesca.

Es un territorio de díficil acceso y en el que es difícil manejarse si se es foráneo; adecuado para el contrabandeo multinacional, especialmente a lo largo del río Orinoco, de 1.350 millas de extensión, que marca parte de la frontera entre Venezuela y Colombia.

Un destino sospechado del coltán es Brasil, el segundo mayor exportador del metal. También es el destino de una cantidad de fundidores que procesan mineral importado de todo el mundo.

Expertos en la legislación minera brasileña han urgido a los políticos y al creciente empresariado de la industria de alta tecnología a aumentar los controles sobre la extracción de minerales. Dicen que leyes anticuadas e inadecuadas han permitido el crecimiento de un mercado negro en las provincias amazónicas del norte.

La legislación es la misma de hace 40 años,” dijo Sergio Rocha Brito Marques, un abogado que analizó el comercio de coltán de Brasil para el ICIJ. El resultado es caos minero cerca de las fronteras de Brasil con Colombia y Venezuela –donde buscadores de minerales no tienen idea de los precios globales para el mineral y los compradores no exigen pruebas del origen del coltán.

Mercado de Internet
Parguaza, Venezuela, tierra rica en coltán. Joseph Poliszuk/ICIJ
Pese a la ofensiva de Venezuela, los comerciantes de coltán voluntariosos –algunos colombianos—han encontrado en Internet sitios que ofrecen un espacio privado para que compradores y vendedores negocien.

Korea TPC Development de Venezuela, una subsidiaria de una empresa constructora y naviera de Corea del Sur, ha alardeado online de tener oficinas en Venezuela y de su capacidad para transportar minerales, incluyendo coltán.

Los clientes pueden interactuar directamente con todos los grandes centros de intercambio mundiales y a la vez mantener el control de su orden en un ambiente sin conflicto, anónimo”, dice la empresa en sus páginas en tradeboss.com. La empresa promete un envío rápido. Korea TPC fue registrada el 29 de julio de 2010 en Valencia, la principal ciudad industrial de Venezuela, y se describió como involucrada en “la construcción de plantas de bioenergía y gas”.

Pero hay poca evidencia física de Korea TPC en Venezuela.
La compañía da teléfonos de sus oficinas y particulares en un hotel de alto nivel y en un edificio de departamentos de Caracas. Pero las visitas a esas direcciones sólo arrojaron encojimiento de hombros por parte de residentes que dicen que no saben nada sobre la compañía.

Luego de que el ICIJ comenzara a hace preguntas sobre los intereses de Korea TPC en la minería venezolana, su website fue levantado.

Los documentos de registro de negocios nombran a Moisés Gonzalez como el socio venezolano de Korea TPC, pero el ICIJ no pudo ubicarlo, aunque figura como acusado en acciones civiles por no haber pagado el alquiler de oficinas.

En una oficina gris de un parque industrial al sur de Seúl, el presidente de Korea TPC Ha-Young Yang dijo al ICIJ que abandonó el negocio del coltán venezolano en 2010 porque los acuerdos de suministro con Caracas nunca se materializaron.

Yang dijo que González lo engañó.

Otros sitios de Internet como Alibaba.com y tradetag.com ofrecen vender coltán y dan información sobre oficinas en Venezuela. Pero esas oficinas no figuran en los registros comerciales de Venezuela.

Una compañía, Global Impact USA, con sede en Florida, informa que su contacto venezolano es Aribel Ojeda, y da un número de contacto que también figura como el número del agente de compra-venta de coltán Hawk Enterprises. Una persona que contestó un llamado en ese teléfono se negó a hablar sobre el negocio del coltán venezolano. Global Impact nunca respondió los llamados para que hiciera comentarios.

El opaco mercado para el coltán venezolano es un síntoma de un problema que el gobierno de Chávez tiene que resolver, dijo el investigador Raimund Bleischwitz, del Instituto Wuppertal para el Clima, el Medioambiente y la Energía de Alemania. La consecuencia de la inacción es un mercado negro que se hará más peligroso e inmanejable.

Los fabricantes no quieren lidiar con bandidos,” dijo Bleischwitz. “Africa Central es un problema porque no hay un gobierno fuerte con el que podamos negociar un mercado estable y transparencia. Ahí reside el potencial del fuerte gobierno central de Venezuela para hacer las cosas bien y crear orden en un mercado para el coltán, en lugar de un mercado negro”.

Ignacio Gómez en Colombia, Marcelo Soares en Brasil y Nari Kim en Corea del Sur colaboraron con este artículo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.