martes, 27 de marzo de 2012

Hay plata para investigación científica, pero no se sabe cómo gastarla

ORIGINAL: LaSillaVacía

El Ministro de Hacienda Juan Carlos Echeverry 

estuvo frente a las discusiones de la Ley de 
Regalías en el Congreso que estableció un 10 
por ciento para Ciencia y Tecnología. Se acordó 
entonces que los proyectos serían regionales, 
acordados entre entidades territoriales y el
Gobierno.
Una de las ‘cinco locomotoras’ del presidente Juan Manuel Santos es la de la innovación, que depende fundamentalmente del nuevo fondo de ciencia y tecnología que creó la reforma a las regalías. Pero aún no se sabe en qué se va a gastar ese dinero ni quiénes van a tomar esa decisión. Peor aún: existe el riesgo de que termine capturada por la politiquería, como lo señaló la semana pasada la columnista Salud Hernández

En la definición del nuevo sistema de regalías, que produjo tanto ruido en el Congreso, como informó La Silla Vacía, uno de los regalos que le colgaron al proyecto, fue la creación de un Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación (A cargo de Colciencias). Ese fondo tendrá el 10 por ciento de todas las regalías del país, lo que para 2012 suma casi 800 mil millones de pesos y sólo se puede gastar en inversión.

Como ese fondo no existía antes, las expectativas son altas. “Esta es una oportunidad nunca antes vista”, le dijo a La Silla Vacía Patricia del Portillo, investigadora en biotecnología. El presupuesto de ciencia y tecnología para este año, que no incluye ese fondo y sí se puede gastar en salarios, arrendamientos y demás gastos corrientes, es de 1,4 billones. De esos, 400 mil millones se van para investigación y desarrollo, que es donde realmente se crea conocimiento y donde Colombia está más quedada.

Mientras en 2011 Colombia invirtió en investigación y desarrollo un 0,18 por ciento del PIB, según el Observatorio de Ciencia y Tecnología , las cifras indican que
  • Argentina y México invirtieron el 0,4 por ciento, 
  • Alemania el 2,3 por ciento, 
  • India y Brasil el 0,9 por ciento y 
  • Estados Unidos el 2,7 por ciento. 

La meta es aprovechar la plata de regalías para doblar la inversión en investigación y desarrollo, y acercar a Colombia a los niveles de inversión de mexicanos y argentinos.


Por eso el Fondo es vital. El desarrollo tecnológico es una de las cinco “locomotoras” claves de Santos para, junto con
  • la minería, 
  • la infraestructura, 
  • la vivienda y
  • el agro, 
jalonar el crecimiento del país. Lo paradójico: lo que antes se invertía en regiones productoras de petróleo para lo que quisieran los alcaldes y gobernadores, ahora está esperando para ser invertido en ciencia y la tecnología, uno de los grandes vacíos que ha tenido el desarrollo. Y justo cuando se logra, el desembolso y el fin de estos dineros está enredado.


Historia de la reforma
En la pelea por la reforma al sistema de regalías, se dijo que el gobierno buscaba centralizar su manejo y reducir la autonomía de municipios y departamentos. En medio de la puja entre esos poderes, finalmente el acto legislativo dijo que “Los Fondos de Ciencia, Tecnología e Innovación y de Desarrollo Regional tendrán como finalidad la financiación de proyectos regionales acordados entre las entidades territoriales y el Gobierno Nacional.

Es decir, que los proyectos debían ser regionales y que la decisión final no la tenían ni los gobernadores ni el gobierno, sino que se compartiría. Eso es lo que le da, de entrada, un enfoque político a la decisión, más allá de lo que define Colciencias, que es a lo que se refiere Hernández en su columna.

Esa decisión de regionalizar es una ventaja. “Como finalidad es buenísima, porque hay que sacar a la ciencia de las grandes ciudades” dijo a La Silla Vacía Lisbeth Fog, periodista experta en ciencia y tecnología. “El presupuesto más alto le tocó a Córdoba, un departamento que solo tiene un grupo de investigación clasificado en el nivel A de Colciencias, hasta donde recuerdo. Mientras que otros lugares, como Bogotá o el Quindío, que tienen más científicos, quedaron con presupuestos bajos. Y es buenísimo trabajar con científicos de todas las regiones, podemos hacer alianzas, pero eso puede demorar mucho más los resultados, o tener otros efectos nocivos”.

Esa decisión compartida queda en manos de una comisión conjunta. Según el acto legislativo, en la comisión estarían 
  • tres ministros, 
  • un representante de Planeación Nacional y 
  • uno de Colciencias; 
  • cuatro de universidades públicas y 
  • dos de universidades privadas; y 
  • un gobernador por cada región. 
En últimas, habría 
  • cinco representantes del Gobierno (31,25%), 
  • cinco gobernadores (31,25%) y 
  • seis rectores universitarios (37.5%).
Pero aún hay muchas cosas que no se han definido, y esa indefinición es en parte la que tiene frenada la locomotora de la innovación.

El proceso hasta ahora
María Piedad Velasco, Directora de
Desarrollo Empresarial, Planeación
Nacional ha venido coordinando
la estrategia nacional de innovación.
De las tres partes que se van a sentar a definir en qué gastar la plata de las regalías para ciencia y tecnología, el Gobierno es que tiene el liderazgo. A diferencia de la universidad y los gobernadores, el gobierno tiene un líder único, todo el aparato del Estado nacional a su servicio y la responsabilidad de definir las políticas públicas nacionales. Pero existen demoras.

En principio, la entidad encargada del asunto es Colciencias, que debe formular la política de ciencia, tecnología e innovación en el país. Sin embargo, Colciencias está en medio de una reestructuración y eso ha limitado su participación.

Muestra de ello es que, en diciembre pasado, pocos días antes de que se venciera el plazo para hacerlo, el Ministerio de Hacienda expidió un decreto con el presupuesto y los proyectos que serán financiados con regalías en 2012. Colciencias era la encargada de pasarle al Ministerio los proyectos de ciencia y tecnología. Pero, mientras muchos de los interesados esperaban que fuera una lista definitiva de proyectos de ciencia y tecnología, finalmente el decreto sacó una lista indicativa, que puede ser modificada en estos meses. Es decir, no tomó ninguna decisión.


Por eso, el presidente Santos decidió que quien llevara la batuta fuera Planeación Nacional. En cabeza de María Piedad Velasco, Directora de Desarrollo Empresarial, Planeación ha venido coordinando la estrategia nacional de innovación, lo que le ha dado la voz cantante. Velasco está de salida de Planeación, pero La Silla Vacía habló con Edwin Cristancho, encargado del tema en esa dirección.

El problema es que esa función no es parte de lo que debe hacer Planeación, que además está suficientemente ocupado en otros temas. “La idea es que Planeación lleve la batuta solo temporalmente hasta que los Ministros coordinen la política”, explicó Cristancho a La Silla Vacía.

Pero los obstáculos no están solo en el Gobierno. Los gobernadores, que son la segunda de las tres patas, hasta ahora están aterrizando en sus cargos, armando sus planes de desarrollo y definiendo sus políticas de ciencia y tecnología. Como, además, (los gobernadores) se tienen que presentar en conjunto por regiones, falta que se pongan de acuerdo para definir las regiones y elegir a qué le quieren apostar.

El lunes 5 de marzo se hizo el primer encuentro del gobierno nacional con los gobernadores del Caribe, que es la región que está más organizada, según le dijeron a La Silla Vacía dos fuentes independientes. Faltan las demás regiones de las que no se sabe cómo presentarán los proyectos –aún no definidos- a los otros dos actores.

El tercer actor está aún más crudo: ni siquiera se sabe aún cómo se van a escoger los rectores de las universidades.

¿En qué van los proyectos?
No hay claridad en el procedimiento a seguir y eso, a su vez, demora los proyectos. Dos fuentes de diferentes entidades públicas que buscan impulsar proyectos de ciencia y tecnología le dijeron a La Silla Vacía que el cronograma está atrasado y que, por temprano, se empezarían a ejecutar los primeros proyectos en mayo. Según Colciencias, el presupuesto se empezaría a ejecutar en julio, en paralelo a la planeación para el 2013 y el 2014.

Eso quiere decir que había que hacer en seis meses lo que se tenía proyectado para todo el año”, explicó uno de ellos. “El cronograma va igual que en todo lo de regalías. Hay que asegurarse de que todo quede bien montado”, explicó Cristancho.

Pero la otra duda es en qué consisten los proyectos. “Eso de no solo poner ciencia y tecnología sino también innovación abre la puerta a muchas cosas” dijo Fog. “En Bogotá hay un proyecto que es un parque de innovación. ¿Parque cuando acá ni siquiera las empresas privadas apoyan la investigación?” critica Del Portillo. “En innovación cabe todo. Por ejemplo, hay una propuesta de distribuir mejor los pastos para alimentar mejor el ganado. Ahí no hay nada de ciencia ni de tecnología”.

Y es que no todos los involucrados tienen tan claro qué es ciencia y qué es tecnología. “Puede que toda la plata termine en ladrillos y cemento para nuevos centros de investigación que quién sabe cuándo y cómo funcionarían”, dijo a La Silla Vacía una fuente de una entidad nacional que pidió no ser identificada. Otra fuente explicó que algunos gobernadores parecían confundir investigación con fomento. “Hay proyectos que buscan subsidios a la producción de un producto, y no investigación en cómo mejorarlo”, explicó.

En la lista indicativa del decreto hay proyectos como el de “Investigación e innovación en logística, cadenas de suministro y puertosen la región Caribe, o el de “gestión integral del recurso hídrico y biodiversidad” en la región sur. Ese tipo de proyectos son los que critican los científicos porque, a su juicio, eso no es ciencia ni tecnología. Pero sí puede ser innovación.

De ser así, la plata no se iría a investigación sino a producción, que no es la idea final. Pero que sí es atractiva, porque muestra resultados en el corto plazo. “El problema de la investigación y el desarrollo es que no es tan tangible. Arroja resultados pero en el largo plazo”, explica Cristancho.

Los riesgos que se vienen
Como con todos los dineros públicos, con los dineros del fondo de ciencia y tecnología los políticos buscan mostrar resultados. Un proyecto de pura investigación puede crear puestos de trabajo altamente calificados, pero muy pocos. Eso no es tan atractivo para los gobernadores”, explicó Cristancho. “Un proyecto que genere empleos va a tener más posibilidades entre los gobernadores” le dijo La Silla Vacía otra fuente que no quiso ser identificada.

Esa visión de corto plazo tiene otro riesgo. “Si en unos años no se ven los resultados, es muy fácil que los científicos terminemos señalados” explica Del Portillo. Como la plata es tanta y la oportunidad tan grande, siente que es fácil que luego les pasen una cuenta de cobro. “El conocimiento necesita tiempo” afirma.

Otro riesgo es que la plata se convierta en botín de politiquería.No es fácil saber cómo lograrlo, pero hay que evitar que se sienten un gobernador y un rector de una universidad de su región, para ponerse de acuerdo y repartirse los contratos que cree un proyecto de estos”, dijo a La Silla Vacía una de las fuentes que no quiso ser identificada. “Hay que blindar este dinero que es una apuesta al futuro del país”.

Cuando uno mete a los gobernadores y a los ministros a elegir los proyectos, eso ya se politizó” dice Del Portillo. “Aunque hay alcaldes y gobernadores que entienden del tema, no todos son así, y sabemos que muchos van detrás de los contratos”, agregó.

Y por último, con el esquema de regionalizar las regalías, es muy fácil que los esfuerzos terminen dispersados. Como la decisión final de qué proyectos se aprueban no depende sólo del gobierno, puede ocurrir que pasen dos proyectos similares en dos regiones. O que un proyecto aprobado para una región duplique esfuerzos con lo que ya se hace en otros lugares.

Como en todo nuevo proceso, se pueden presentar dificultades para definir en qué se va a gastar la plata. “Hay que darle tiempo al sistema para que muestre sus bondades. No lo podemos matar antes de tiempo” dice Cristancho. “Yo soy optimista y espero que esto se asiente después de un par de años de dificultades, por la novedad”, explica Del Portillo.

El reto es grande, pero si se logra que ese dinero ayude a que Colombia dé un salto como productor de conocimiento, y sirve para que cree tecnología propia, la locomotora de la innovación va a haber arrancado. Pero si los recursos terminan politizados y mal administrados, la locomotora de la innovación nunca va a arrancar.

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