martes, 13 de marzo de 2012

El futuro energético de Chile está en las fuentes renovables y la eficiencia

ORIGINAL: International Rivers

Río Pascua. Foto: Universidad Diego Portales



El debate sobre una política nacional energética en Chile está comenzando. Un conjunto de proyectos eléctricos han generado múltiple conflictos y un cuestionamiento público  acerca de la necesidad de los mismos y también sobre los procedimientos de aprobación.

La ausencia de una política de estado que permita a la vez diversificar la matriz energética y mejorar la sustentabilidad del desarrollo del sector es claramente un déficit insoslayable y que no puede postergarse más. 


Tal y como han recomendado la Agencia Internacional de Energía, es necesaria una revisión exhaustiva de las políticas energéticas con un compromiso real y efectivo de parte del Estado para transitar hacia una mayor sustentabilidad en el sector y tener una política energética de largo plazo adecuadamente consensuada con todos los grupos de interés. Con objetivos y metas claramente establecidas para facilitar su monitoreo y evaluación. La internalización de los costos sociales y ambientales de la generación de energía es impostergable, así como la necesaria diversificación de la matriz energética. Para que esto ocurra hay que superar las actuales barreras de entrada de nuevos actores, revirtiendo el control monopólico que ejercen un pequeño grupo de empresas. Los cambios que se deben implementar son una demanda creciente  de la sociedad chilena.  Hoy más que nunca se necesita una estrategia nacional con una mirada de largo plazo, que potencie efectivamente el desarrollo de las energías renovables y priorice la eficiencia energética como su pilar principal en el desarrollo de una matriz energética sustentable.

El reciente terremoto en Japón y el terremoto en Chile demostraron que la seguridad energética es esencial para el desarrollo de un país y que más allá de las ofertas de las empresas generadoras y su potencial de inversión es necesario definir políticas de estado que diversifiquen la matríz energética sin sacrificar la seguridad ecológica y las economías locales. También, es claro que a través de todo el mundo se están revisando los paradigmas que definieron los sistemas de suministro eléctrico en el Siglo XX. La transición que se está comenzando a desarrollar implica matrices mucho más diversificadas,  con componentes cada vez mayores  de energías renovables y  un aumento de la cantidad de actores en el sistema de generación.

En este trabajo hemos revisado y actualizado los datos y el análisis presentado en el libro “¿Se Necesitan Represas en la Patagonia?” publicado por Ocho Libros a mediados del 2009. Los datos actualizados nos demuestran que las hipótesis allí planteadas siguen siendo válidas, pero se hace cada vez más urgente el establecimiento de una clara política de Estado en el tema de matriz energética para el Sistema Eléctrico Chileno.


El estudio demuestra que Chile  ya está transitando hacia un importante desacoplamiento de su crecimiento económico y la demanda de energía producto de innovaciones tecnológicas y el uso eficiente de la energía impulsada por los altos costos de la misma. La menor tasa de crecimiento de la demanda de electricidad por unidad de producto demuestra que desde el año 2000 en adelante ha habido una tendencia decreciente en la demanda de energía y que esta ha estado relativamente estable en los últimos años. No se duplicará la demanda energética al 2020 como se ha planteado repetidamente en los medios y tampoco hay riesgos de una crisis energética, dado que el país tiene aprobado proyectos que largamente superan la demanda. Incluso con las proyecciones oficiales de una demanda que crecería al 5,8% anual, con el ingreso de las ERNC y la EE serían innecesarias la mitad de las plantas térmicas a carbón ya aprobadas y el controversial proyecto Hidroaysén. El estudio cautela que el exceso de capacidad implicará mayores costos de electricidad y menor competitividad.

El escenario “verde” desarrollado por el equipo señala que la demanda crecerá realista y conservadoramente en torno al 4,5% anual. Con la remoción de los obstáculos al ingreso de nuevos actores al sistema y la expansión de las ERNC que presentan costos decrecientes. Así como el incentivo a la eficiencia energética, el país mejoraría sustantivamente su seguridad energética y ahorraría una cantidad considerable de divisas, ganando en competitividad. También se podrían evitar la construcción de grandes centrales a carbón y evitar la “carbonización” de la economía chilena, evitando posibles sanciones a sus productos en los mercados internacionales.

Chile alcanzaría el 20% de la matriz energética con ERNC para el 2020, conforme a lo declarado por el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera, quién también propuso alcanzar un 20% de eficiencia energética en el mismo periodo.

En el 2025 las ERNC+EE serían capaces de suministrar hasta el 35% de la demanda. Naturalmente el sistema SIC debe tener una capacidad de reserva térmica, en especial con plantas a gas de ciclo combinado (CC) para balancear fluctuaciones temporales o efectos de variabilidad hidrológica.




English Summary

The debate over a national energy policy in Chile is just beginning. A combination of electricity projects has created multiple conflicts and generated public questioning of their necessity and their approval process.

The absence of a national energy policy in Chile that permits diversification of the energy grid and improvement of the sector's growth and sustainability is clearly an unequivocal deficit that can no longer be ignored.

As recommended by the International Energy Agency, an exhaustive revision of energy policies with a real and effective promise on the part of the State towards a long-term, sustainable energy policy consensually agreed upon by all interest groups is necessary. The goals and objectives of such a policy must be clearly established to facilitate their evaluation and monitoring. Energy grid diversification and internalizing the social and environmental costs of energy generation can no longer be avoided. Current barriers to entry for new players must be overcome, reversing the monopolistic control of a small group of companies. Chilean society is increasingly demanding these changes. Now more than ever, a national policy with a long-term vision is necessary: one that effectively strengthens the development of renewable energy technologies and prioritizes energy efficiency (EE) as its principal pillar in the development of a sustainable energy grid.

The recent earthquakes in Japan and Chile demonstrate that energy security is essential for the development of a country. They also show that beyond the offers of energy companies and their ability to invest in the long term, it's necessary to define state policies that diversify the energy grid without sacrificing the safety and security of the environment and local economies. It's also becoming clear that around the world, the paradigms that defined systems of energy distribution from the 20th century are being revised. This transition implies far more diversified energy networks with ever-larger renewable components and an increase in the number of generation sites.

In this study, we have revised and updated the facts and analysis presented in the book, "Are Dams Needed in Patagonia?" published by Ocho Libros in mid-2009. The updated facts show us that the hypotheses presented are still valid, but that the establishment of clear State policies regarding the energy grid for the Chilean Electric System are ever more urgent.

Chile is moving towards an important tipping point between its economic development and the demand for energy, a product of technological innovations whose high cost of use requires ever more efficiency. The smaller rate of growth in energy demand by unit of each product since 2000 has been relatively stable in the past few years. Energy demand will not double by 2020 as asserted repeatedly by the media, nor are there risks of an energy crisis given that the government has already approved projects that largely surpass demand. Additionally, even with official projections that show a demand of 5.8% annual growth, the addition of non-conventional renewable energy (NCRE) and EE would make half of the already approved coal plants and HidroAysén unnecessary. Excess capacity would actually bring greater electricity costs and less productivity.

Our "green" scenario shows that demand will realistically and conservatively grow at a pace of 4.5% annually. With the removal of barriers to entry for new players into the system and the expansion of NCRE, costs will decline. This will be incentive for EE; Chile would substantially improve it's energy security and save a considerable quantity of energy, which would improve competitiveness. This would also avoid the construction of large coal-burning facilities and the "carbonization" of the Chilean economy, preventing possible sanctions of its products on the global market.

Chile will be able to power 20% of its energy grid with NCRE by 2020, complementing the proposal of President Sebastian Piñera's administration of reaching a 20% increase in EE in the same period.

In 2025, non-conventional renewable energy and energy efficiency will be capable of providing up to 35% of total demand. Naturally, the central interconnected system (SIC) should have a capacity for thermal reserves, especially with combined-cycle gas power plants to balance seasonal fluctuations or the effects of hydrologic variations.

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