ORIGINAL: The World
(Version PijamaSurf)
Las paupérrimas condiciones en que laboran obreros y campesinos están provocando una epidemia renal en al menos seis países de Centroamérica, causando ya numerosos decesos, sobre todo entre hombres.
Las paupérrimas condiciones en que laboran obreros y campesinos están provocando una epidemia renal en al menos seis países de Centroamérica, causando ya numerosos decesos, sobre todo entre hombres.
En al menos seis países de Centroamérica se ha desatado en años recientes una enfermedad renal que por crónica, mortífera y por el número de decesos que ha provocado, se le considera ya una epidemia.
Aunque sin los síntomas usuales de la enfermedad renal crónica (ERC) —hipertensión arterial o diabetes—, quienes adquieren este misterioso pero letal padecimiento comienzan a envejecer prematuramente porque sus riñones dejan de filtrar de la sangre y los líquidos corporales los desechos y las toxinas. Así, un muchacho de 19 años con esta enfermedad podría tener el aspecto de un adulto avejentado.
Los países donde se concentra el padecimiento son
Nicaragua, Guatemala, El Salvador y Costa Rica, con
un 41%, 27%, 26% y 16% respectivamente
de los casos reportados.
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Hasta ahora no se conocen con certeza las causas de este mal crónico, pero por ciertos rasgos que la mayoría de las víctimas tiene en común —hombres casi todos, dedicados a actividades rurales de campesinado y ganadería— se especula que el origen de la enfermedad podría encontrarse en los herbicidas y pesticidas que se riegan en los campos donde laboran.
“Estos químicos están prohibidos en Estados Unidos, Europa y Canadá, y se utilizan aquí, sin ninguna protección y en grandes cantidades que son muy preocupantes”, declaró al respecto el Dr. Carlos Orantes, quien trabaja en una clínica de salud en la región del Bajo Lempa, en El Salvador, donde al menos un cuarto de los habitantes de género masculino han contraído la enfermedad.
En Nicaragua, aunque el escenario es distinto, la causa de la enfermedad también estaría asociada a las paupérrimas condiciones en que laboran los obreros del país, particularmente en los ingenios azucareros, minas y puertos. De acuerdo con una investigación llevada a cabo por un equipo de la Universidad de Boston dirigido por Daniel Brooks, los obreros de estos tres ámbitos, en quienes la incidencia de enfermedad renal es alta, trabajan en un ambiente de intenso calor y altas temperaturas, lo cual estaría afectando sus riñones hasta atrofiarlos e impedir su funcionamiento.
“Día tras día de trabajo manual duro en condiciones calurosas —sin el suficiente reemplazo de fluidos— podría tener efectos en los riñones que no son evidentes al principio pero que, con el tiempo, se acumulan hasta el punto de que genera un estado de enfermedad”, dijo Brooks.
Así las cosas, parece que estos hombres están siendo víctimas no solo de la voracidad de quienes los emplean (hasta el límite del desecho, como si se tratara de piezas de una máquina que cuando se desgastan se sustituye así nada más), sino también de la desprotección institucional que caracteriza a los países subdesarrollados.
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