ORIGINAL: ElMundo
ENERO 17, 2012
La depredación forestal y de flora silvestre se ha convertido en uno de los principales dramas del país. La madera, el musgo, la tierra de capote, los helechos, la palma de cera y las orquídeas siguen siendo alternativa de negocio abusivo.
Algunos todavía creen que el tráfico ilegal es solo de drogas y de armas. La verdad dolorosa también es esta: el segundo comercio ilegal más grande del país es de sus recursos naturales.
Además de la fauna, que se exporta para el comercio multimillonario de Estados Unidos y Europa, donde una guacamaya, por ejemplo, puede comprarse en varios miles de euros, la madera y las plantas ornamentales también se ven afectadas por la extracción abusiva.
En el mercado ilegal, la tala de árboles mueve fortunas. Árboles centenarios de las selvas del Amazonas, del Chocó, de La Macarena, del Darién, de la Orinoquía, árboles que son casa de numerosas especies animales, terminan aserrados como materia prima para muebles, pisos, puentes, lápices, hojas de papel.
En el mercado local, las especies más perseguidas son el musgo y la palma de cera, sobre todo en Navidad y Semana Santa. Los coleccionistas pagan dinerales por orquídeas y bromelias que son arrancadas, incluso, en las reducidas zonas boscosas que todavía sobreviven en los límites del Valle de Aburrá.
El daño que causan los traficantes y sus compradores pone de manifiesto la ignorancia de la gente sobre la preservación ambiental. Aunque cuesta creerlo, advierten las autoridades, muchas personas aún no se enteran de la urgencia de no adquirir bienes naturales, pues esa actitud solo acrecienta el comercio, que en últimas representa la reducción de las periferias ambientales. Eso cree Álvaro Cogollo, biólogo y director científico del Jardín Botánico de Medellín.
Maderables
El Chingale, el Abarco, el Sapán, el Roble, el Cedro, el Laurel, el Síngale, el Catival y el Nazareno son las especies maderables de mayor tráfico en la ciudad. Su comercio llena los bolsillos de los traficantes. Tenerife, en las inmediaciones de la estación Cisneros del Metro, es uno de los sectores en donde más florece la venta de maderas en peligro de extinción, y eso ocurre a ojos de cualquiera, como una venta de zapatos.
Luis Alfonso Escobar, director de Corantioquia, corporación encargada de la vigilancia ambiental en las áreas rurales del departamento, dice que las autoridades adelantan operativos buscando aserraderos en los bosques nativos. Los sitios están señalados en los mapas, los más explotados en el Nordeste, desde Remedios hasta Segovia. Pero las zonas más depredadas, reconoce Escobar, son el Suroeste, Urabá y Chocó.
A pesar de los controles que hacen las autoridades ambientales, Álvaro Cogollo admite que hasta ahora cualquier esfuerzo resulta insuficiente y que, sin importar la vigilancia en las zonas rurales, los troncos de árboles sacrificados siguen llegando por toneladas a Medellín, Bogotá, Cali, Barranquilla, y también, y sobre todo, al exterior.
Plantas ornamentales
Los helechos, las palmas, los quiches y las flores como la orquídea son las especies de mayor tráfico en la región y aunque el musgo y la tierra capote no son plantas o flores, hacen parte de la biodiversidad y son los de mayor demanda en casas y conjuntos residenciales.
Las Bromelias o quiches y las Orquídeas se ven afectadas más que para su comercialización como especies de colección. “Vemos a las señoras robando su matica o su pedacito para sembrar en sus casas”, dice Álvaro Cogollo.
En el Área Metropolitana reconocen que el tráfico de flora es uno de los más difíciles de controlar, pero insisten en que las campañas de sensibilización y educación son una opción de aprendizaje social. El Oriente antioqueño es el lugar donde las plantas ornamentales sufren su mayor extracción.
¿Y las autoridades?
La comercialización de algunas maderas y de flora no es ilegal cuando son extraídas de cultivos legalmente constituidos y cuentan con salvoconducto para transportar las especies.
“Para otorgar una concesión forestal se constata y autoriza el lugar, las especies y el procedimiento”, precisa Luis Alfonso Escobar, director de Corantioquia. Así mismo, Alejandro González, subdirector ambiental del Área Metropolitana, dice que el seguimiento en el Valle del Aburrá es amplio, se hace seguimiento de los diferentes lugares o viveros donde se comercializan las especies para verificar que tengan su salvoconducto y que las especies en exhibición correspondan a las autorizadas.
Alejandro González dice que, así mismo, a aquellas personas descubiertas extrayendo especies de su hábitat o comercializándolas, incluso a menor escala, se les hace el decomiso y se les concientiza sobre la alteración que le causan al equilibrio de los ciclos ambientales. No se trata solo de incautar o castigar sino, sobre todo, de enseñar, de acrecentar una mayor conciencia ambiental.
Los castigos
El proceso legal para quienes trafican flora puede ser desde la imposición de multas o la judicialización, pues esto se ve amparado en las resoluciones 0316 de 1974, 0213 de 1977 y 0801 de 1977 del Inderena, pionero de la gestión ambiental, que veda indefinidamente y en todo el territorio nacional el uso y aprovechamiento de especies.
Resolución 0316 de 1974 del Inderena: veda indefinidamente y en todo el territorio nacional el uso y/o aprovechamiento del Pino Colombiano, Nogal, Hojarasco, Molinillo, Caparrapí, Comino de la Macarena y Roble.
Resolución 0213 de 1977 del Inderena: veda indefinidamente y en todo el territorio nacional todas las especies de musgos, líquenes, lamas, parásitas, quiches y orquídeas, a excepción de los cultivos de flores y plantas explotadas comúnmente como ornamentales, de plantaciones artificiales en tierras de propiedad privada.
Resolución 0801 de 1977 del Inderena: veda indefinidamente y en todo el territorio nacional el uso y/o aprovechamiento del Helecho macho, Palma boba o Palma de helecho.
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