viernes, 28 de septiembre de 2012

Business Impact: El empresario que vende premios

POR ANTONIO REGALADO
TRADUCIDO POR LÍA MOYA (OPINNO)
VIERNES, 28 DE SEPTIEMBRE DE 2012


Peter Diamandis dirige grandes y llamativos concursos tecnológicos. Afirma que crean innovación que no se daría de otra manera.

Peter Diamandis es un médico y emprendedor aeroespacial que conoce la psicología humana. Por eso inventó la Fundación X Prize, para conseguir crear, mediante concursos, lo que él denomina “avances radicales” en beneficio de la humanidad. El primer premio Ansari X Prize –un premio de 10 millones de dólares (unos 77 millones de euros) otorgado en 2004 al primer vuelo espacial tripulado privado- generó tanta publicidad que Diamandis afirma que solo la cobertura de prensa que recibió valía 120 millones de dólares (unos 92 millones de euros).


Un cheque inmenso: Peter Diamandis (extremo izquierdo) entrega un cheque de 5 millones de dólares a los ganadores del X Prize Progressive Insurance para vehículos eficientes en 2010. 
Fuente: Cortesía de la Fundación X PRIZE | foto de David Freers

Desde entonces Diamandis y su fundación han recaudado muchos más millones para poner en marcha concursos para encontrar mejores formas de limpiar vertidos de petróleo o producir coches que consigan hacer 43 kilómetros por litro de gasolina. También han establecido el mayor premio tecnológico de la historia: un premio de 30 millones de dólares (unos 23 millones de euros) para la primera organización privada capaz de colocar un robot en la luna. Diamandis habló con Technology Review sobre lo que quiere lograr.

Technology Review: ¿Qué sabe de la naturaleza humana que le condujo al negocio de los premios?

Diamandis: Genéticamente, los humanos están programados para competir. Lo hacemos para buscar pareja, en el deporte, en el trabajo. La competencia incentivada fuerza a la gente a adaptarse a una serie de limitaciones con un objetivo claro que los ayuda a resolver un problema. En vez de pensar creativamente, se trata de pensar concentradamente.

Porque si las personas se enfrentan a un problema sin restricciones, son vagas. Usan todos los recursos, tiempo y dinero que tienen disponibles. Van a lo seguro. A la gente no le gusta arriesgarse. Si limitas el problema, bien las condiciones de tiempo, bien el dinero, la mayoría dirán que no se puede hacer y se retirarán. Pero quienes dicen “Vale, voy a intentarlo” tienen que pensar muy bien cómo hacerlo. Eso los obliga a enfrentarse al problema de una forma completamente distinta. Esta situación normalmente sería muy arriesgada. Pero en un concurso, en el que si ganas, te llevas el gran bote, la gente está dispuesta a asumir riesgos mayores. Si se cuenta con una base amplia de concursantes, quienes lo logren habrán, por pura definición, hecho algo nuevo.

Technology Review: Si los X Prizes fueran la única forma de financiar la tecnología, ¿qué clase de tecnología acabaríamos teniendo?

Diamandis: Mi respuesta es que se trata de crear un mundo de abundancia. Se trata de crear un avance que permitirá no una vida de lujo, sino una vida posible para siete mil millones de personas, que tengan sus necesidades básicas cubiertas en términos de agua, comida, energía y sanidad. Se trata de resolver los grandes retos del mundo. Hay problemas que tienen mil millones de personas que se podrían resolver en un periodo de 10 años si hubiera gente centrada en conseguirlo.

Technology Review: La cantidad de dinero necesaria para competir en un X Prize es bastante importante. ¿Este concurso es solo para los más ricos?

Diamandis: Todos los equipos usan el premio, el escaparate del premio, su fama , para incentivar las inversiones. Antes de que existiera el Ansari X Prize, una conversación que se repetía era: “¿Financiaría mi cohete espacial?”. Y la mayor parte de la gente decía “¿Estás loco? Eso solo lo hace la NASA”. No había ningún tipo de validación externa. En nuestro concurso para buscar sistemas de limpiar vertidos petrolíferos, siete de los diez equipos clasificados eran equipos muy pequeños. Eran empresas familiares. Uno de ellos se había conocido en un estudio de tatuaje de Las Vegas, pero aún así duplicaron lo que los gigantes de la industria llevaban haciendo 20 años.

Technology Review: Dado lo rápido que se mueve la tecnología por sí misma, ¿por qué hacen falta premios siquiera?

Diamandis: Buena pregunta. Un motivo es acelerar el movimiento en determinado sentido. Y el segundo, usando el término acuñado por Clay Shirky, es que hay muchísima “plusvalía cognitiva” en el mundo. ¿Cómo se aprovecha eso para hacer algo constructivo y positivo? Tenemos el premio Qualcomm tricorder para una nueva generación de tricorders médicos [son los aparatos como los de Star Trek, capaces de analizar la salud de una persona sin tocar su cuerpo]. Los aparatos podrán estar disponibles dentro de cinco o diez años, pero los concursos sirven para establecer estándares de regulación, ayudan a atraer capital, ayudan a los emprendedores a centrarse en objetivos específicos. Hay millones de personas que se mueren en la actualidad que no se morirían si existiese este tipo de tecnología.

Technology Review: Qualcomm donó 20 millones de dólares (unos 15,4 millones de euros) a su fundación, pero solo la mitad es para los ganadores del concurso. La otra mitad va a la fundación. ¿No son unos gastos excesivos? 

Diamandis: Me frustra que la gente haga ese tipo de comparaciones. La gente que dice “¿Por qué unos gastos tan elevados?” no entienden lo que implica diseñar y lanzar un concurso, las relaciones públicas, las relaciones institucionales, el jurado, crear instalaciones para llevar a cabo el concurso y la validación de los resultados. Con Qualcomm haremos todo un ensayo clínico al final. Compararlo con una fundación que da becas y dice “Aquí tienes tu dinero, mándanos un informe anual”, es una tontería.

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