jueves, 9 de agosto de 2012

Los manglares antioqueños están en cuidados intensivos

ORIGINAL: El Tiempo

Así se ve la laguna costera en la bahía El Uno en el municipio de Turbo. Foto: Archivo particular 
Expertos reiteran que, si no frenan deforestación, en 50 años no habrá ninguno en el departamento.

La 'cenicienta' de los ecosistemas, los manglares, es tan importante como los páramos. Pero, pocos le prestan atención.

Los manglares son bosques tropicales situados en las costas y bañados por las aguas de los océanos. Los de Antioquia, ubicados en el Urabá, son los más desarrollados del Caribe colombiano gracias a los altos niveles de precipitaciones.

Los mangles cumplen varios papeles protagónicos. Sirven de cuna para los huevos de muchas especies de peces y es hábitat de decenas de animales.

Además, funcionan como poderosos escudos para proteger las costas.

Investigaciones posteriores al huracán Katrina determinaron que en las zonas de Nueva Orleans, donde había presencia de manglares y otros humedales, la devastación fue menor. Casos similares se evidenciaron en las costas del sudeste asiático tras el tsunami del 2004.

Esta semana se celebró el Día Internacional para su protección. En Medellín el grupo de investigación Elice, de la Universidad de Antioquia, hizo un llamado para su cuidado pues la deforestación, para extraer madera, sembrar cultivos y crear potreros es una amenaza.

Juan Felipe Blanco, experto en el tema de manglares, y quien participó de la Expedición estuarina al golfo de Urabá, explicó que la madera de los manglares es muy apetecida para ser usada como varas, tablas y carbón tras un proceso de cocción.

Si una persona en Medellín quiere hacer un asado, puede comprar en el mercado un bulto de carbón hasta por 1.500 pesos. Lo que no se imagina es que para eso talan 10 árboles. Es decir que cada uno sale del manglar a 150 pesos.

Pero además de la deforestación, también se pone en jaque el aumento en el nivel del mar, el dióxido de carbono en la atmósfera y la urbanización costera.

Blanco cree que una buena medida para implementar es dejarle espacio suficiente a esos ecosistemas sin construir a sus alrededores.

Desde la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Urabá (Corpourabá) vienen haciendo monitoreo de esas zonas y acompañamiento a las comunidades para que hagan una explotación racional de ese ecosistema.

Hoy 5.500 familias de Urabá viven de la pesca. Y si se acaban los manglares disminuirá significativamente la población de peces.

Corpourabá también adelanta, desde hace 10 años, un proceso de reforestación en el que han plantado un millón 600 mil árboles de mangle.

Jairo Guillermo Vásquez, biólogo marino y coordinador del Sistema Costero de esa Corporación, concluye diciendo que los esfuerzos no pueden ser solo de la autoridad ambiental, sino que se necesita un compromiso ciudadano.


VÍCTOR CASAS
PARA EL TIEMPO
MEDELLÍN

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