lunes, 30 de septiembre de 2013

Por la protección de la Ciénaga de Ayapel

Investigadores de la Universidad de Antioquia desarrollaron un proyecto de extensión para elaborar biocombustible con plantas acuáticas de la Ciénaga de Ayapel. Los estudios mostraron que la región está bajo una gran amenaza ambiental y social.

Los investigadores recolectaron plantas en tres puntos distintos de la Ciénaga para determinar sus propiedades fisicoquímicas, térmicas, de humedad y de combustión.
En Ayapel, la mayoría de los habitantes viven de la Ciénaga: cazan, pescan, siembran; pero ésta ha sido maltratada durante años y los recursos se están agotando. La región solía ser boscosa, pero los árboles fueron quemados y talados para sembrar pastos y llenarlos de vacas. En sus aguas abundaban el sábalo, el bagre y el bocachico, pero con la sobreexplotación de su pesca han comenzado a escasear. Y, mientras el precio del arroz que se cultiva en sus tierras cae por los tratados de libre comercio, el precio del oro sube y con él la explotación minera ilegal.


La Ciénaga de Ayapel, en Córdoba, hace parte de la tierra inundada, del diluvio, como algunos llaman a la región de La Mojana en el Caribe colombiano, porque en ella desbordan los ríos Cauca, San Jorge y Magdalena, inundándola en épocas lluviosas.


Allí, investigadores de la Universidad de Antioquia durante diez años han realizado estudios y proyectos socioambientales para preservar los ecosistemas y mejorar las condiciones de la población, cuyas opciones de empleo, salud y educación son mínimas. En esa cruzada, su gran aliada ha sido la Corporación para el Desarrollo Integral de la Ciénaga de Ayapel – Corpoayapel.


Hemos trabajado con la Universidad desde que se creó la Corporación en 2003, porque ha hecho los únicos estudios ambientales serios sobre la región”, afirmó Luz Estela Álvarez, directora ejecutiva de Corpoayapel.


El primero en llegar fue Néstor Aguirre, PhD, licenciado en biología y química. Pocos años después llegó Fabio Vélez, ingeniero sanitario y candidato a doctor. Juntos habían participado en la fundación del Grupo de Investigación Gestión y Modelación Ambiental —GAIA—, y actualmente pertenecen al Grupo de Investigación GeoLimna, ambos de la Facultad de Ingeniería de la Alma Mater.


Entre finales de 2012 y mediados de 2013, con tres estudiantes de ingeniería de materiales desarrollaron un proyecto apoyado por el Banco de Proyectos de la Vicerrectoría de Extensión para elaborar briquetas (biocombustibles) a partir de plantas acuáticas abundantes en la Ciénaga: Eichhornia heterosperma, Eichhornia azurea y Eichhornia crassipes, esta última considerada por la población como una especia invasora que crece rápidamente e impide la navegación, por ello la llaman tapón.

En la zona rural no hay electricidad, la gente utiliza leña para cocinar y la obtienen principalmente del mangle dulce, un arbolito importante para el ecosistema, resistente a las inundaciones y criadero de alevinos. Su tala aumenta el problema ambiental de la zona, por ello queremos ofrecer otra alternativa”, explicó el ingeniero.


Recolectaron plantas en tres puntos distintos de la Ciénaga para determinar sus propiedades fisicoquímicas, térmicas, de humedad y de combustión; también emplearon cascarillas de arroz, para evitar que estos residuos sigan siendo arrojados al agua, contaminándola. “Encontramos que con una mezcla óptima entre las tres especies se puede elaborar un buen biocombustible. Además, el resultado puede aplicarse a plantas acuáticas de otras zonas”, explicó el investigador.

Una amenaza ambiental

Con los análisis de laboratorio también se identificó presencia de mercurio en las plantas tomadas de las tres zonas. Este hallazgo, sumado al de un proyecto anterior, en donde encontraron mercurio en el sedimento de la Ciénaga, podría significar que esta sustancia, residuo de la minería ilegal, está envenenando las aguas, penetrando y amenazando todo el ecosistema.

Es necesario hacer estudios que determinen el impacto, en qué cantidades está entrando a la Ciénaga, cuál es la ruta que está siguiendo, si está llegando a la cadena trófica, si la gente ya se está contaminando”, expresó el investigador.

Con mercurio, las briquetas no podrían utilizarse como biocombustible. Entonces diseñaron un horno ecoeficiente, que además de llegar a altas temperaturas, mantener el calor y quemar con poco humo, también incorpora un proceso mediante el cual el mercurio puede separarse de las plantas contaminadas.


Con su construcción, la población podría hacer sus propias briquetas mediante un procedimiento sencillo que los investigadores describieron paso a paso en una cartilla. “La idea es que puedan venderlas y tener otra opción de ingresos, pues queremos contribuir a aliviar un poco sus problemas económicos y sociales”, indicó Vélez.

También diseñaron e instalaron un deshidratador solar, el cual aprovecha las condiciones climáticas de la zona, utilizando fuentes energéticas renovables y de bajo costo para el secado de las plantas; las cuales deben secarse y deshidratarse después de ser recolectadas, lavadas y cortadas; y antes de ser mezcladas y comprimidas en las briquetas.


En el proyecto participaron madres cabeza de familia, gestores sociales, profesores y estudiantes de colegio. Ellos son fundamentales para recoger y difundir la conciencia ambiental. En eso nos apoyó el grupo DIDES de la Facultad de Educación de la Alma Mater, con una metodología llamada PRACCIS para transmitir el conocimiento a la comunidad”, contó el ingeniero.

Actualmente se llevan a cabo otras iniciativas en la zona conjuntamente entre diferentes grupos. Con el Grupo de Investigación en Gestión Ambiental —GIGA—, están sembrando una planta africana conocida como La Moringa, para usarla en potabilización de agua; también desarrollaron un concentrador de luz solar, llamado SODIS, sobre el cual se ubican botellas plásticas transparentes para que con la luz del sol se desinfecte el agua, acabando con la microbiota. Y, con el grupo GAIA, se ubicaron equipos climatológicos en la Ciénaga para monitorear temperatura, viento, humedad, radiación solar y lluvia, y relacionarlos con el cambio climático.

La creatividad al servicio de la sociedad
La experiencia y los resultados de este proyecto, el impacto de sus hallazgos para la comunidad de Ayapel y las nuevas propuestas para mitigar el daño ambiental en la Ciénaga, serán presentados por los investigadores y representantes de Corpoayapel como parte de la reprogramación del Encuentro de Extensión Universitaria 2013.


ORIGINAL: Universidad de Antioquia
por Diana Isabel Rivera - Vicerrectoría de Extensión
30 de Septiembre de 2013

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