ORIGINAL: El Tiempo
Por: JAVIER SILVA HERRERA
Foto: Carlos Ortega |
Paul Ekins dice que Colombia tiene gran potencial para diseñar un modelo de desarrollo sostenible.
Paul Ekins dice que si una gran parte de la humanidad viviera como él lo hace, el mundo sería diferente. A lo mejor no habría tantos enigmas climáticos o dilemas ambientales por resolver. No tiene carro y prefiere moverse en bicicleta por Londres (Inglaterra), su ciudad desde hace más de 40 años. No es vegetariano recalcitrante, pero dice que come la menor cantidad de carne posible.
Estuvo en Colombia esta semana como una excepción a la regla, porque a menos de tener una gran justificación, no hace viajes muy largos en avión. Prefiere ir a donde alcance a llevarlo un tren. Usa la tecnología básica y calienta el agua de su casa con paneles solares. "Llevo una vida sencilla -dice este experto en energía y política ambiental-, aunque me gusta mucho la música y el teatro, tal vez en exceso, pero no creo que consumir mucho arte signifique una amenaza".
Ekins, profesor del University College de Londres (UCL) y director del Centro Británico de Investigación en Energía, participó en el V Congreso Internacional de Medioambiente que terminó esta semana en Bogotá, organizado por el Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo Sostenible (Ceid), con el apoyo de EL TIEMPO.
Él es uno de los seres humanos que más sabe de economía verde, una nueva estrategia que busca que las naciones impongan un modelo de crecimiento que genere riqueza, pero al tiempo reduzca los impactos ecológicos sobre los ecosistemas. Tanta fe le tiene Ekins a esta nueva vía, que considera que puede "y debe" dividir en dos el futuro del siglo XXI.
Usted dice que la economía verde es la próxima revolución industrial. ¿Por qué?
La revolución industrial cambió las bases de la economía, cambió las formas de producción, de consumo y de inversión. De una humanidad muy agrícola se pasó a una manufacturera; surgieron los combustibles fósiles y nació el carro, por ejemplo. La economía verde busca que se dejen de mirar los recursos naturales como activos infinitos. Ahora tenemos que comenzar una nueva revolución industrial que nos ponga a movernos de forma diferente, a usar nuevos recursos para cambiar la manera de hacer energía. Necesitamos pasar de una economía marrón o contaminante a una verde y que se mueve con el viento, el sol o las olas del mar.
¿La economía verde es una moda medioambiental pasajera o ya maduró?
No es una moda ni puede serlo; aquí las cosas no dependen de si es o no una tendencia, debe ser el modelo del futuro. No podemos esperar que los 7.000 millones de ciudadanos vivan como los californianos, sin restringir lujos o consumo. Toca cambiar. El énfasis debe ser la no destrucción del medio ambiente.
¿No cree que es un modelo excluyente, solo para países ricos?
Hoy, por el uso incorrecto de los recursos y la destrucción de los ecosistemas, los pobres no pueden acceder a energía, a comida adecuada, al agua potable. Precisamente lo que logra la economía verde es sostener los recursos de los cuales dependen las comunidades de escasos recursos y reducir sus carencias. Un ejemplo: a corto plazo, crear un botadero a cielo abierto es más barato que construir un relleno con tecnología de punta que maneje las basuras adecuadamente. Pero a largo plazo, sale más caro el botadero, que generará daños impagables al suelo, al agua y a la salud de la gente. Es todo lo contrario a un modelo excluyente.
Para pasar de la teoría a la realidad, ¿qué países se destacan, así sea parcialmente, como económicamente verdes?
En Alemania, el 20 por ciento de su energía es limpia; la hacen con turbinas eólicas. En Austria, esa misma producción de energía renovable llega al 40 por ciento. En Holanda, más del 85 por ciento de los residuos industriales son reciclados. En Taiwán, la industria recicla el 50 por ciento. En estos sitios se está pasando del modelo producir-usar-botar a uno que cierre el ciclo y sea producir-usar-botar y reusar.
¿Cuál debe ser la estrategia gubernamental para aplicar este modelo sostenible?
Impuestos ambientales para quienes contaminen y oportunidades para sectores que intenten ser limpios. Aplicar restricciones: obligar a que cada complejo de viviendas que se construya sea energéticamente eficiente, por ejemplo. E impulsar las innovaciones, la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías.
La Administración de Información Energética dice que el consumo de carbón y otros combustibles fósiles aumentará hasta 2030.
¿Cuál es el futuro de las energías renovables si esa economía basada en contaminantes no frena por ahora?
Todo depende. Esos son los cálculos de hoy, hechos con el modelo actual. No sabemos si en 20 años haya tanta inversión en formas de producción sostenibles que el modelo comience a variar, al punto de que el carbón o el petróleo dejen de ser tan atractivos comercialmente. Dependemos de las decisiones políticas.
Uno de los beneficios teóricos de la economía verde es que crea millones de puestos de trabajo. ¿Cómo se produce este milagro?
En el momento en que se inventen nuevas tecnologías, se necesitarán más personas que manejen esas nuevas propuestas. Incluso habrá gente que deje de trabajar en actividades contaminantes y se pase a cubrir el nuevo modelo. La transición hacia una economía más verde podría generar entre 15 y 60 millones de empleos adicionales en el mundo en las próximas dos décadas, y sacar a millones de la pobreza.
¿Cuál es ese sector que se debe 'enverdecer' primero?
La agricultura, que debe ser mucho más orgánica, como lo está logrando Europa. Pero en general, todos los sectores deben incluir procesos menos impactantes, porque igual vamos a necesitar hierro, agua o madera.
¿Cuál energía renovable se podría desarrollar primero: eólica, solar, térmica o marina?
La energía de biomasa, que usa materia orgánica. Le seguiría la solar, que transforma la energía en electricidad. Detrás estaría la que se produce con las olas del mar.
¿Se podría vivir solo del sol?
Por supuesto. Solo el sol, en un día, nos aporta la energía que los humanos usamos y producimos de múltiples formas durante un año. Impensable todo lo que estamos desperdiciando; por eso, las tecnologías que la captan deben ser cada vez más eficientes, sobre todo para los países ubicados sobre el Ecuador, donde la energía solar está presente todos los días.
Estamos sacrificando la salud del planeta y la nuestra, por un consumo desaforado. ¿Cuál es el camino para cambiar ese enfoque tan impactante?
Logrando que las formas de consumo irresponsable sean gravadas o penalizadas. El consumo propio no es un problema hasta tanto no perjudiques a tu vecino. El uso excesivo u ofensivo de los recursos debe ser castigado con dinero.
Colombia debate si debe ser un país minero, pero es biodiverso y genera más del 70 por ciento de la energía eléctrica con agua. ¿Qué análisis le merece?
Colombia debe pensar en buscar alternativas energéticas. La energía hidráulica, aunque no produce emisiones de CO2, no se puede considerar limpia por el impacto ecológico que tiene. No pueden descuidar el Amazonas, y si se piensa hacer minería allí, deben obligarse a que esta cumpla exigencias ambientales muy altas. Creo que es uno de los países del mundo con mayor potencial para revolucionar su actual modelo.
JAVIER SILVA HERRERA
Redacción Vida de hoy
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