Este fin de semana el último reactor de la planta de Kashiwazaki-Kariwa será apagado. En total son 54 reactores fuera de servicio en todo el país. |
Este fin de semana será apagado para su mantenimiento el último reactor nuclear de Japón que está operativo.
Está ubicado en la planta atómica de Kashiwazaki-Kariwa, una instalación que fue construida cuando el archipiélago asiático creía profundamente en un futuro alimentado por la energía nuclear.
En esa planta termonuclear hay siete reactores en total que dan al mar y que se conectan a largos tendidos eléctricos que terminan en Tokio, muy lejos, al otro lado del país.
Estos reactores proveen hasta un quinto de las necesidades de la gran metrópolis y áreas adyacentes.
Dentro del centro de visitas hay un certificado del Libro de Récords Guinnes que confirma que es la mayor planta atómica generadora de energía en todo el mundo.
Por lo pronto, ahora no es algo más que una instalación sumamente costosa.
Gran empleador
En la sala de control principal, bajo un reloj, el medidor que indica la energía eléctrica producida muestra cero.
La planta Kashiwazaki-Kariwa está fuera de servicio y este reactor nuclear, el último de los 54 que existen en Japón, será completamente apagado este fin de semana.
Antes del terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011, la energía nuclear representaba el 30% de las necesidades eléctricas del país.
Ahora, la importación de gas natural licuado y petróleo se ha incrementado para compensar.
La ciudad de Kashiwazaki ahora enfrenta las mismas opciones de otras comunidades locales dependientes de plantas nucleares que están entre la necesidad de fuentes de trabajo y el temor de ser golpeados por un desastre, tal como el que afectó a los habitantes de Fukushima. La planta atómica es un gran empleador: hasta 10.000 personas, incluidos contratistas, trabajan allí cada día.
En esa planta termonuclear hay siete reactores en total que dan al mar y que se conectan a largos tendidos eléctricos que terminan en Tokio, muy lejos, al otro lado del país.
Estos reactores proveen hasta un quinto de las necesidades de la gran metrópolis y áreas adyacentes.
Dentro del centro de visitas hay un certificado del Libro de Récords Guinnes que confirma que es la mayor planta atómica generadora de energía en todo el mundo.
Por lo pronto, ahora no es algo más que una instalación sumamente costosa.
Gran empleador
En la sala de control principal, bajo un reloj, el medidor que indica la energía eléctrica producida muestra cero.
La planta Kashiwazaki-Kariwa está fuera de servicio y este reactor nuclear, el último de los 54 que existen en Japón, será completamente apagado este fin de semana.
Antes del terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011, la energía nuclear representaba el 30% de las necesidades eléctricas del país.
Ahora, la importación de gas natural licuado y petróleo se ha incrementado para compensar.
La ciudad de Kashiwazaki ahora enfrenta las mismas opciones de otras comunidades locales dependientes de plantas nucleares que están entre la necesidad de fuentes de trabajo y el temor de ser golpeados por un desastre, tal como el que afectó a los habitantes de Fukushima. La planta atómica es un gran empleador: hasta 10.000 personas, incluidos contratistas, trabajan allí cada día.
Hay limitadas oportunidades de empleo en áreas vecinas.
Aún se desconocen las consecuencias a largo plazo que tendrá el accidente en la planta de Fukushima tras el tsunami de marzo de 2011. |
No hay otras industrias importantes y la calle principal es ocupada casi en su totalidad por el centro comercial Tepco Plaza, siglas de la Tokyo Electric Power Company, el principal benefactor de la ciudad.
Confianza comprometida
"Hemos coexistido con la planta nuclear y dábamos como un hecho que era segura", dice el alcalde Hiroshi Aida.
"Sin embargo, con el accidente nos dimos cuenta que no era así. Por ello no podemos estar confiados en que la planta es absolutamente segura".
"Tenemos que pensar en eso como ciudadanos de esta ciudad. Esa es la mayor preocupación que tenemos. Nuestra confianza hacia el gobierno y hacia la gente que hace funcionar la planta se ha quebrado".
Shiro Arai, subgerente en la planta, asegura que la seguridad era el pilar fundamental de la instalación.
"El objetivo de la planta es generar energía eléctrica, pero nuestra compañía es responsable por la planta de Fukushima, donde ocurrió el accidente", indicó.
"Por encima de todo, lo más importante para una planta atómica es la seguridad. Es lo primero antes que operar la planta".
"Todos pensamos lo mismo".
El gobierno, consciente de los desafíos energéticos que enfrenta el país, ha estado trabajando sin descanso para lograr recuperar la confianza.
Hasta ahora las plantas nucleares han estado sometidas a una serie de pruebas, diseñadas para determinar su resistencia a desastres naturales como terremotos y tsunamis.
Altos funcionarios del gobierno han viajado incluso para mantener conversaciones con las autoridades locales sobre la manera de reiniciar las operaciones.
Sin embargo, no han podido evitar lo que pasará este fin de semana, que el último reactor nuclear quede fuera de servicio en la isla de Hokkaido para un mantenimiento de rutina antes de ser reactivado.
Japón quedará completamente sin energía nuclear por primera vez en 40 años.
Se necesita energía barata
Un dramático incremento de las importaciones de gas y otros combustibles fósiles ayudó el año pasado a colocar al país en el mayor déficit comercial.
Nunca antes la terminal de gas en la Bahía de Tokio estuvo tan ocupada.
Esto ha permitido que Japón evite apagones, pero a un alto precio: la electricidad para las empresas se ha vuelto extremadamente costosa.
"La economía japonesa depende de un inmenso y avanzado sector manufacturero que necesita energía barata", asegura Yu Nagatomi, del Instituto de Economía Energética de Japón.
"El sector industrial podría estar preocupado por el hecho de que la situación hace difícil producir sus materiales en el país, de manera doméstica. Podrían estar pensando que la mejor manera de seguir en el negocio es salir de Japón".
En la planta de Kashiwazaki-Kariwa están construyendo nuevas murallas en el mar, lo suficientemente grandes -aseguran- para contener un posible tsunami.
Sin embargo, los japoneses creían que la planta nuclear de Fukushima era segura, hasta que el tsunami la destruyó.
Akihiro Harko, uno de los trabajadores en la planta de Fukushima, quien luchó durante días para controlar la crisis tras el tsunami, afirmó que la lección tenía que aprenderse antes de recuperar la confianza.
"Durante 40 años hemos estado manejando nuestras plantas atómicas de forma segura. Creemos que ayudamos a surtir de energía al país".
"Pero hubo un lamentable accidente. Los operadores dentro y fuera del país necesitan aprender de él para operar las plantas de manera segura. Y si queremos que exista energía nuclear en Japón, creo que necesitamos discutirlo ampliamente en el futuro".
Convencer ahora a la gente no será fácil.
Los peores incidentes nucleares
- Nivel 7: Chernobyl, Ucrania, 1986 - explosión e incendio en un reactor operativo, fuga radioactiva sobre miles de kilómetros cuadrados. 4.000 posibles casos de cáncer.
- Nivel 7: Fukushima, 2011 - terremoto y tsunami dañan los reactores. Efectos a largo plazo desconocidos.
- Nivel 6: Kyshtym, Rusia, 1957 - explosión en un tanque de desechos lleva a cientos de casos de cáncer y contaminación sobre cientos de kilómetros cuadrados.
- Nivel 5: Windscale, Reino Unido, 1957 - incendio en un reactor operativo, contaminación en un área local. Posibles 240 casos de cáncer.
- Nivel 5: Three Mile Island, EE.UU., 1979 - falla instrumental lleva a la fundición de un reactor. Daño severo al núcleo del reactor.
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