lunes, 28 de mayo de 2012

Ciénagas del Cesar desaparecerán en un siglo

ORIGINAL: PeriodicoUN
Por Carlos Javier Cuervo O., Unimedios

Obras civiles mal diseñadas, como esta, afectan gravemente a las ciénagas del norte del país. Foto: Archivo particular
Los procesos erosivos de las cuencas, la invasión de pobladores y la mala ejecución de obras de ingeniería han ocasionado inundaciones, afectación de la biota y graves problemas sociales para las poblaciones cercanas a estos inmensos humedales en el norte de Colombia. Según especialistas, algunos tendrían tan solo 100 o 150 años más de vida útil.

El extenso sistema de ciénagas del Departamento del Cesar comprende desde el humedal El Congo –en el municipio de San Martín–, hasta el Costillas, municipio de Pelaya –la zona más al norte–. Todos están interconectados por sistemas fluviales y dependen de los ríos Lebrija y Magdalena.

Las cuencas de estas ciénagas son gigantescas cubetas que reciben las descargas de material sólido (sedimentos) que arrastra los ríos, producto de los fenómenos naturales (viento y lluvias), así como de la actividad humana (ganadería y cultivos). Mientras existan altas dinámicas hidráulicas, producto de las anteriores acciones, las cuencas se llenarán de materiales más gruesos rápidamente, lo que preocupa a los expertos.

Por otra parte, una serie de malas obras hidráulicas –por ejemplo, canales y tuberías inadecuadas– y el mal manejo de las cuencas (como las del Lebrija y el Magdalena, que aportan gran cantidad de sedimentos), provocan el rápido llenado de los lechos, que no tienen forma de evacuar esos materiales y se convierten así en una gran piscina de inundación, especialmente las ciénagas de Juncal y Vaquero, en el municipio de Gamarra, y la de El Congo.

Asimismo, existen grandes diferencias en los procesos de colmatación (acumulación de sedimentos) entre las ciénagas del norte y las del sur, pues estas últimas presentan un desgaste más acelerado que, sumado a la falta de sistemas eficientes de drenaje, hace presagiar el peor final para ellas.

Intervención y erosión
Según Alexis Jaramillo, geólogo y profesor del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, en zonas como Gamarra no solo se ejecutaron obras hidráulicas mal diseñadas, sino que se han llevado a cabo acciones de dragado sin hacer una buena evaluación del territorio, lo que ha causado múltiples problemas, entre ellos las constantes inundaciones.

Asimismo, los procesos de llenado de las cuencas se alteraron por la intervención de pobladores de la zona y por la erosión que ocurre en la vertiente occidental de la Cordillera Oriental, a causa de la deforestación.

"Los habitantes han acabado con gran parte de la vegetación. Por eso, el material que se erosiona automáticamente corre hacia el río Lebrija y a todo el sistema hidráulico que alimenta las ciénagas del sur del Cesar. A su alta carga sedimentaria se suma, además, la del río Magdalena, y el problema se multiplica tres o cuatro veces más", asegura el geólogo.

La tasa de sedimentación promedio de una ciénaga en el Caribe puede ser de 0,1 a 0,2 cm por año, en cuanto a materiales arcillosos; pero la situación es tan alarmante en las ciénagas del sur del Cesar que se han estimado tasas de 3 cm por año. Incluso hay sectores en los que se conocen procesos de colmatación hasta de un metro por año.

Así pues, existen casos extremadamente preocupantes que involucran a poblaciones cercanas, como ocurre con Juncal y Vaquero y, especialmente, con El Congo, en donde la actividad humana y la exagerada tasa de sedimentación por año inevitablemente la llevarán a su desaparición en cuestión de veinte años, según los cálculos.

Sin planificación
El Decreto 1729 de 2002 obliga a la ordenación de las cuencas y a la ejecución de planes ambientales de manejo racional para la protección del recurso hídrico y del territorio. Sin embargo, la norma no se cumple.

El Gobierno ha permitido la ejecución de obras civiles que facilitan los procesos de colmatación, entre ellas la construcción de ferrocarriles que servían para transportar el carbón y que no eran compatibles con las dinámicas de los sistemas hidráulicos que allí funcionan. Las líneas férreas y los diques produjeron grandes lagunas y piscinas sedimentarias, por la falta de planificación en los diseños.

Por otra parte, existe el problema de la intervención del hombre, porque en épocas de sequía las ciénagas son invadidas por campesinos y terratenientes que aprovechan su estado para el pastoreo. En Gamarra y otras poblaciones del Caribe, el Gobierno invierte permanentemente en la restauración de las viviendas, a pesar de las reiteradas inundaciones. Sin pensar que la solución está, según los especialistas, en la reubicación de los pobladores.

Buscan solución
Un año y medio atrás, un grupo de investigadores de la UN, liderado por el profesor del Instituto de Ciencias Naturales Orlando Rangel, en asocio con Corpocesar, analizó las características de la zona en cuanto a biota, geología, geomorfología y evolución de las ciénagas.

Asimismo, estudió los procesos geológicos naturales que dieron origen a las ciénagas, con el fin de entender su maduración (sus tasas de sedimentación) y colmatación (la velocidad con la que se llenan). Entre los problemas más graves, se identificaron las vías férreas y las carreteras mal ubicadas, tuberías que no respetaron los drenajes y deficientes diseños hidráulicos.

"Gamarra está bajo el agua porque a las ciénagas de El Congo, Juncal y Vaquero les entran tres partes de agua y solamente una se evacúa. Además, a ellas ingresan entre 100 mil y 140 mil toneladas de sedimentos al año, una carga muy alta. Asimismo, presentan un problema muy grave, en cuanto a procesos de colmatación, e incluso, en algunos tramos, el agua alcanza a tapar completamente las casas, lo que ocasiona un problema social muy complicado", afirma.

Varias ciénagas del Cesar se están llenando al año hasta 3 cm y su periodo de vida se reduce ostensiblemente. "Hablamos de un periodo de existencia máxima de 100 o 150 años. Esto es muy grave porque hay comunidades que viven de la pesca en esos sitios", concluye Jaramillo.

Estos ecosistemas están prácticamente destinados a desaparecer. Por ello, se requiere la inmediata participación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, "para salvar otras ciénagas del departamento, como Morales, Costilla y Zapatosa, en las que los problemas ambientales no revisten máxima gravedad", como lo asegura el biólogo Orlando Rangel, director del grupo de investigación.

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