Increíble que, pese a la contaminación, en el cauce se encuentre un ecosistema tan variado.
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Los 100 kilómetros de extensión del río Medellín o Aburrá, desde su nacimiento en el alto de San Miguel hasta la desembocadura en el río Nechí, les sirven de hábitat a 38 especies de fauna, entre aves, reptiles, mamíferos y anfibios, según estudios de Corantioquia, autoridad en parte de la cuenca.
El dato es sorprendente, debido a los índices de contaminación que se aprecian en el cauce, sobre todo en el área metropolitana. Aun así, y aunque parezca mentira, el ecosistema que se desarrolla en algunas zonas del río es rico en variedad y, además, sus aportes a los seres humanos tienen una trascendencia invaluable.
Esto, sin contar la gran cantidad de microbios que también viven en el agua.
El Área Metropolitana controla el mayor tramo del río. Víctor Vélez Bedoya, coordinador de Fauna Silvestre de la entidad, afirma que de Caldas a Copacabana, donde está casi todo el asentamiento humano, habitan en el cauce o en sus orillas aves, iguanas, serpientes cazadoras y yarumas, "y en la parte norte podemos hablar de especies incluso características del sistema Cauca - Porce, como zorros, nutrias y babillas, que remontaron un poco la cuenca".
Agrega el especialista que también hay algunos peces en el norte, antes de que se le empiece a denominar río Porce, como sabaleta, bocachico, bagre y doncella.
"Con el programa de saneamiento que vienen adelantando el Área Metropolitana, el Municipio de Medellín y EPM, mejoraron las características fisicoquímicas del río, aumentaron los insectos y estos promueven la llegada de otras especies", comenta.
Por su parte, David Echeverri López, biólogo de Cornare, entidad con jurisdicción en el río Porce, a la altura de San Roque y Santo Domingo, dice que en este sector de la cuenca detectaron tortuga hicotea. Cornare hace un repoblamiento de sabaletas al año.
El biólogo Juan David Sánchez, integrante del colectivo Aburrá Natural, anota que en el norte también habitan basiliscos. Y claro, hay muchas especies que ya no viven en el río. "Al río llegaban pelícanos que ya no quedan", afirma Juan y señala que hay servicios ecosistémicos que se perdieron por la contaminación del agua y porque "es un río canalizado en el 80% de su longitud y hay poca vegetación asociada a la cuenca, lo que genera desprotección".
Desde el punto de vista de la experta en gestión ambiental y sostenibilidad y docente de la Universidad Eafit, Paula Marcela Hernández, "gracias a la conservación de las especies que habitan los ríos, se conservan los servicios ecosistémicos en las ciudades. Es decir, podemos disfrutar de aire y agua limpios, que son vitales para nuestra existencia".
Y, en palabras de la directora ejecutiva de la Sociedad Antioqueña de Ornitología, Jorjany Botero, "a pesar de la contaminación, las especies que habitan en el río Medellín hacen parte de nuestro patrimonio natural y equilibran el ecosistema, de ahí la importancia de proteger esa biodiversidad".
Sin embargo, aunque conocemos la importancia del río, Juan Darío Restrepo, experto en transporte de sedimentos y erosión en las cuencas hidrográficas de Colombia, sostiene que uno de los males más graves es que "en Medellín no tenemos cultura de río, si es que se puede llamar así, porque considero que este es más un canal" que recibe aguas de desechos industriales y humanos.
INFORME
REFORZAR TAREAS DE CONSERVACIÓN
Para Jorjany Botero, de la Sociedad Antioqueña de Ornitología, "es vital fortalecer esfuerzos de conservación, que protejan los remanentes de bosques nativos de las laderas, así como de los corredores biológicos de Medellín - entre ellos el del río -, que favorecen la biodiversidad y son hábitat potencial para especies endémicas de Colombia". Y Paula Hernández, profesora de Eafit, dice que los ciudadanos debemos tener mejores prácticas ambientales.
EN DEFINITIVA
Los índices de contaminación del río Medellín limitan la existencia de animales en el cauce, pero, aun así, hay especies que sobreviven. Expertos piden implementar políticas de conservación.
ORIGINAL: El Colombiano
Por JUAN CARLOS VALENCIA GIL Y FERNANDA CAÑAS CAMARGO
23 de febrero de 2014
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