Un recorrido por la zona de el San Juan chocoano, saliendo de Quibdó, invadido por más de 14 mil rapimotos, que se han convertido en la única opción de transporte masivo, a Istmina y Condoto, muestra no solo el alto impacto ambiental de la minería ilegal o informal en el mejor de los casos – son 62 mil hectáreas afectadas- sino la dinámica perversa de dónde sacan provecho:
- grupos armados,
- extranjeros -algunos provenientes de Brasil con sus dragas-,
- multinacionales que ofrecen dádivas a las comunidades,
- médicos que atienden a mineros y joyeros contaminados con mercurio,
- los dueños y señores del lavado de activos que van y vienen de Panamá y Suráfrica y
- un Gobierno que aplaza las decisiones ...
“Pero lo que se cree es que en algunos momentos se ha traído oro de Panamá y de Suráfrica, para hacerlo pasar por extraído en el Chocó y lavar dinero de procedencia ilegal, dice Helcias Ayala,
El negocio del oro se explota en el Chocó en casi 250 entables, según cifras oficiales que Ariel Quinto, presidente de la Federación de mineros del Chocó, quien explica que está cada uno conformado por mínimo dos retroexcavadoras y 25 trabajadores que producen aproximadamente 1 libra de oro aproximado en un terrero de entre 2 y 4 hectáreas, y que equivale en el lenguaje de la minería a 100 Castellanos.
“Una empresa minera está constituida por un entable minero, y éste por dos maquinas excavadoras, dos motores de ACPM de alto cilindraje, un clasificador de mineral, un operador se gana 2 millones de pesos libres y un trabajador raso, alrededor de un millón de pesos mensual”, Ariel Quinto, presidente de la Federación de Mineros del Chocó
El patrón de Celsa
La libra de oro la primera semana de mayo se cotizaba a 32 millones de pesos. Celsa Ramos lleva 25 años en el negocio. Es una mujer afro, de rasgos definidos, con joyas de oro en las manos. Es una de las 8 personas conocidas que en Condoto que le compran el oro a los mineros, quienes también lo negocian en compraventas y con empresas fundidoras de las que pululan en Istmina y que reciben recursos de empresarios antioqueños, que se movilizan en camionetas de alta gama de todas las marcas.
“Yo tengo un patrón que me da la plata para que compre el oro. Es antioqueño, pero hace años vive en Condoto. El precio actual es de 32 millones de pesos. Se pueden comprar a la semana, 6 libras, depende”, explica Celsa.
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