ORIGINAL: El Colombiano
POR LEÓN J. SALDARRIAGA L. Enviado especial, Cuturú, Bajo Cauca
2 de diciembre de 2012
Distintas caras del mismo problema. Así se aprecia (izquierda) lo que deja la minería en Cuturú, Caucasia, mientras que en Tarazá (derecha) crecen bosques de Acacias que dan vida al aserrío en los mismos predios. FOTOS LEÓN J. SALDARRIAGA L. |
En Cuturú se recuperarán 100 hectáreas de suelos degradados con esta especie que produce madera, follaje y, encima, miel de abejas
De Cuturú, el que fuera uno de los asentamientos más productores de oro del Bajo Cauca en los últimos 30 años, hoy sólo quedan pobreza, lagos artificiales y arrumes inmensos de arena y piedra, en los que la siembra de una especie de árbol "milagroso" podría ser la redención de sus 5.000 habitantes.
En su mejor momento -cuenta el alcalde de Caucasia, José Naín Arabia- Cuturú tuvo más de 20 minas, entre ellas El Doblón, una de las más grandes del país, que daba empleo a 150 personas, pero como la legislación de la época era muy flexible no invirtieron en la recuperación. "Donde hubo mucha riqueza, lo que se ve 10 años después es mucha pobreza", dice.
En ese paisaje hostil que ofende los ojos y multiplica el calor, en 100 hectáreas se dispersarán decenas de semillas de Acacia Mangium, conocida en el país como la teca australiana, de cuyas bendiciones ya dan cuenta los propietarios de otras tierras que degradó la minería en El Bagre y Tarazá.
La intervención de este desierto se apoya en una experiencia que Corantioquia comenzó hace 18 años, cuando sembró las primeras hectáreas en la misma subregión, que ahora impulsará la Reforestadora Industrial de Antioquia (RIA) porque -según su gerente, Sergio Trujillo Turizo- la Acacia "ha demostrado ser una especie milagrosa que tiene gran agresividad en su crecimiento y en la producción de follaje, y recupera estos suelos de manera rápida".
La Acacia -dice Diego Roldán, funcionario de RIA, da el primer aprovechamiento a los dos años, con la entresaca de 400 árboles de los 1.200 que se siembran por hectárea; a los cuatro años el segundo; y a los 10 da la cosecha final.
De ello da certeza el empresario Iván Rodríguez, quien comparte la experiencia de la hacienda Río Rayo, iniciada en 1994 con Corantioquia para reforestar 100 hectáreas con fines paisajísticos, y al séptimo año se creó RIA, que al ver los beneficios de las primeras maderas cosechadas invirtió y gestó el nuevo proyecto.
La extensión de 800 hectáreas tiene 470 reforestadas, y se pretende agregar otras 200 para bosque nativo.
Al programa maderero le siguió el aserrío Río Rayo, que tiene 53 empleados y 15 por contratistas, pero Rodríguez ve una industria todavía más promisoria, un proyecto apícola que está en ejecución hace tres años, con 12 apiarios de 40 colmenas cada uno.
En el apiario se producen 38 kilos de miel por colmena y con la Secretaría de Agricultura se expande del proyecto.
¿Y la miel por qué? Rodríguez explica que la Acacia tiene unos nectarios en las hojas que produce y no necesita la floración, pero cuando esta llega "se catapulta la producción de miel y de póleo".
En épocas frías, en otras zonas tienen que alimentar las abejas con azúcar, y con la acacia no tienen qué hacerlo porque ellas toman el néctar del pedúculo de las hojas. "Esto es una redención, no hay que alimentar los apiarios y baja mucho los costos. Es una bendición", anota.
Así lo sueña el presidente de la junta de acción comunal de Cuturú, Fredy Álvarez, quien siente que por primera vez se ve un programa de reforestación que por ser integral "va a recuperar más que el suelo", porque una experiencia anterior en 50 hectáreas fue negativa por falta de conocimiento y orientación.
Un concejal de Caucasia, Manuel Ríos, considera que este puede ser un gran laboratorio para la subregión porque Cuturú es la zona más degradada del Bajo Cauca y Medio Nechí. "Realmente estamos rodeados por un desierto", dice, y pide acompañar más en capacitación a los mineros porque "la gente no quiere sino sacar el metal y olvidarse del resto".
A 2015, a través de Viva, el Isvimed de Medellín y el programa Aldeas de EPM, se deben construir 30.000 viviendas de interés social (en madera), y RIA pretende participar con el 20 por ciento: 6.000 unidades. En Cuturú se levantarán las primeras 58 y en Tarazá otras 100.
Con lo hecho hasta ahora, el gerente de Río Rayo asegura que aquí se está dando una "revolución social".
EN DEFINITIVA
19.000 nuevas hectáreas reforestadas proyecta RIA, para alcanzar 30 mil hectáreas en 2015. El eje de trabajo de los bosques industriales necesitará 76 mil millones de pesos.
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