domingo, 24 de junio de 2012

La vida silvestre urbana preferiría el transporte no motorizado

ORIGINAL: La Ciudad Verde

Con ciudades creándose, transformándose y extendiéndose, el papel de los centros urbanos y de sus habitantes en la conservación y la salud de la biodiversidad es cada vez más determinante. Las actividades humanas y las infraestructuras urbanas causan pérdida de diversidad, siendo la forma cotidiana de transporte una de las de mayor impacto, no sólo por los efectos de la apertura y construcción de las vías, sino por el tránsito continuo de los automotores.

La polución y el ruido de los carros y motocicletas perjudican de forma grave a los animales, pero también su uso y abuso (en velocidad, cantidad y frecuencia) en las vías urbanas y periurbanas, pues estos causan heridas y muertes de animales, lo que puede llevar eventualmente a la desaparición local de especies y poblaciones por atropellamientos.

Durante un año en Australia, famosa por su particular fauna, he conocido muchas especies hermosas. Pero desafortunadamente, sólo he podido conocer muchos de sus animales simbólicos y carismáticos a través de sus cadáveres: el único Canguro en estado silvestre que he visto fue un animal muerto en una carretera; puedo decir que conozco a los Wombats por cuatro animales atropellados en sólo 100 km de recorrido; y que fueron necesarias dos horas para poder ver a un Wallaby vivo después de ver decenas de sus cuerpos inertes al borde de la vía.

¿Estamos condenados a conocer nuestra fauna a través de sus cadáveres? Preocupado por la construcción de ciudades biodiversas, incluyentes para otras formas de vida además de la humana, y en mi interés por disminuir, y en lo posible evitar el efecto de las infraestructuras y las actividades antrópicas urbanas sobre la vida silvestre, estas experiencias me llenan de profunda tristeza, pues creo que en Colombia, y particularmente en el Valle de Aburrá, podría presentarse esa escalofriante posibilidad.

En un estudio realizado en 2007 encontramos varios mamíferos muertos en la vía del Escobero, entre ellos especies amenazadas mundialmente, como el Tigrillo lanudo. Después de caminar por años los cerros del Valle de Aburrá y luego de monitorear sus laderas con cámaras automáticas sensibles al movimiento con aburranatural.org (un espacio de documentación, monitoreo, educación y divulgación de la biodiversidad urbana y periurbana), nunca ha sido posible obtener un registro visual de un tigrillo vivo. Desafortunadamente, las únicas evidencias recientes de este hermoso animal siguen siendo los individuos atropellados. Es triste que aún no exista otra forma de compartir la presencia de este felino con los ciudadanos, diferente a las fotos de aquellos animales muertos.

Tigrillo lanudo (Leopardus tigrinus) atropellado por un carro en la Via Las Palmas, cerca de la glorieta hacia Santa Elena. Febrero 2008.
Perro de monte (Potos flavus) atropellado en la Vía Las Palmas. Octubre 2009.  
El peligro de los vehículos motorizados para los animales no humanos se suma a la serie de efectos nocivos en peatones y ciclistas. La decisión de usar menos el carro particular y de una manera más responsable, fortalecer el transporte público, proteger al peatón y popularizar el uso de la bicicleta traería beneficos no sólo para la movilidad de la ciudad y el medio ambiente.

La naturaleza prefiere el transporte público”. Valla publicitaria en una de estas estaciones de tren en Melbourne, Australia. Diciembre 2011.
Creo que si las políticas y las campañas no estuvieran a favor de la promoción del transporte particular motorizado; si nuestras calles, avenidas y carreteras fueran menos transitadas por carros y motocicletas; si las velocidades de ellas fueran reducidas y los conductores se hicieran conscientes de lo nefasto que es el abuso del transporte motorizado, no sólo experimentaríamos una explosión de vida de muchos peatones y ciclistas dentro y entre nuestras ciudades. Esto daría también espacio para que los animales fueran menos vulnerables y pudieran cruzar nuestras calles, las cuales se irían convirtiendo (a raíz de la disminución del parque automotor y a favor de una movilidad más humana, sostenible, incluyente y ética), en lo que deberían haber sido, corredores más angostos, menos contaminados, mejor arborizados, lentos, más silenciosos, y menos, mucho menos riesgosos, para cualquier organismo vivo que se atreva a cruzar, sea que éste decida o sea obligado a vivir en sus inmediaciones, o simplemente pase por allí un día cualquiera.


Los marsupiales son posiblemente uno de los grupos más afectados en la vía El Escobero. Abril 2011.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.