por Elizabeth Cañas - Vicerrectoría de Investigación
04 de june de 2012
El Grupo de Estudios Botánicos, en el que participan investigadores del Alma Máter, estudió la biodiversidad de los corregimientos y cerros tutelares de la capital antioqueña. 504 especies constituyen el libro Flora de los Bosques Montanos de Medellín.
Sobre el libro
"Esta es la expedición botánica de los alrededores de Medellín”, dijo Roberto Parra, uno de los guías que durante un año se unió a los investigadores para conocer la riqueza verde de los alrededores de la ciudad. Durante las jornadas de exploración, Parra insistía en una frase común: “uno no valora lo que no conoce y tampoco lo conserva”.
Lo que encontró el Grupo de Estudios Botanicos del Programa Expedición Antioquia, fueron 504 especies de plantas, algunas de ellas en peligro de extinción, otras no identificadas antes y, todas ellas, con grandes posibilidades por su uso, características, estética o valor ornamental.
Los investigadores se internaron en los bosques montanos, ubicados por encima de los 2 mil metros de altitud en las zonas corregimentales de Medellín, en sus cerros tutelares y en las áreas de reserva Arví y del Occidente del Valle de Aburrá, Arova.
De acuerdo con Fernando Alzate Guarín, coordinador del Grupo, el número de especies y la importancia de la investigación son enormes, porque apenas se exploró una parte pequeña de toda el área de Medellín y se obtuvo un inventario muy grande.
“Si comparamos esto con la flora de Suecia, estimada en 3 mil especies, lo que hemos encontrado aquí es alrededor de una sexta parte de la diversidad creciendo en ese pais. Y aquí solo hicimos una pequeña exploración en una parte de nuestra ciudad”.
La diversidad vegetal esperada para esos fragmentos de bosque es de aproximadamente 800 especies. "Es una diversidad a la mano. No hay necesidad e ir al Amazonas, porque en media hora, en carro, usted llega a terrenos ricos en manzanillos (Toxicodendron striatum) o rarezas como el Platero (Gaidendron punctatum), una planta parásita, bautizada así porque busca para crecer directamente el suelo”.
El trabajo se resumió en el texto Flora de los Bosques Montanos de Medellín. Éste, además de ayudas descriptivas, cumple propósitos educativos, conservacionistas e informativos, brinda datos para conocer los bosques que rodean al Valle de Aburrá, y orienta sobre los hábitat y las características morfológicas de las plantas.
En el texto se referencian especies poco conocidas en Antioquia. Una de ellas es el "árbol raro", del que sólo se conoce un ejemplar ubicado en el parque recreativo de la Caja de Compensación Comfama, del oriente de Medellín. Único en el mundo. Su nombre es Licania salicifolia, una especie que fue descrita en 1951 por un botánico español.
También se reseñan otros árboles que debido a su uso en actividades de cestería, manualidades o trabajos madereros, están en peligro. Es el caso de algunas plantas trepadoras y de especies de orquídeas, que por su valor económico son vulnerables. En este grupo también están el pino colombiano (Podocarpus oleifolius) y algunas plantas medicinales.
Hay otras de gran potencialidad y que se han usado en actividades mágico-religiosas.
Lo que sigue
Lo que busca el grupo de investigación es explorar las potencialidades que tiene esta flora y relacionar desarrollos investigativos, para integrar saberes y disciplinas. "Nos asociamos con expertos de la Facultad de Química Farmacéutica del Alma Máter y de la SIU, para presentar a Colciencias expediciones a los sitios, para validar científicamente usos de las plantas que fueron reportadas", dijo el investigador.
Esto significa usar científicamente componentes que empíricamente se han aprovechado. Por ello, el estudio es una gran base y, de acuerdo con los expertos, representa un avance en materia de investigación de flora en zonas montanas, que no se ha realizado a tal detalle en ninguna parte del país, porque lo que se ha producido son publicaciones e investigaciones sobre floras; productos visuales de menos impacto y pretensión.
“Queremos evitar visitas a los bosques cercanos y cerros. Evitar el uso de machetes que arrasan con lo verde, que parece igual, pero que contiene especies muy valiosas. Cuando uno educa su ojo, conoce la historia, su uso, y lo bello de algunas plantas, es posible cambiar esa cultura y promover el respeto por las especies y lo que ellas mismas significan. También por su aplicabilidad, uso y capacidad recuperadora de suelos”.
Por eso, se analizaron las especies en áreas donde no se tenían referentes exploratorios botánicos. E inventariaron otras en bosquecillos pequeños, de corregimientos como San Sebastián de Palmitas, donde también encontraron plantas como la cabuya, el ojodepoeta y otras.
Alzate Guarín destacó que el trabajo fue financiado gracias al apoyo de la Alcaldía de Medellín y realizado por cuatro investigadores, tres auxiliares de campo y el apoyo de botánicos locales y nacionales. Para lograrlo, sortearon condiciones climáticas y aunque en las zonas conurbadas se hace más difícil garantizar la seguridad, los científicos se adentraron en zonas inhóspitas vecinas de Medellín.
Tras valorar el aporte de estas expediciones para la formación de los estudiantes de pregrado y maestría vinculados, y la transferencia de conocimiento generado, lo que sigue es hacer otros recorridos focalizados en aprovechar la información recogida para hacer un trabajo más dedicado a intereses científicos, como el estudio de componentes, aplicaciones y análisis especializados.
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